Azzis Matruch/ Un joven activista recibió una agresión por parte de una pareja fascista que le llevo al quirófano el pasado 16 de Junio en el barrio de Guinardó de Barcelona. Este ataque se realizó en el momento en el que él y sus compañeras de la “Assemblea De Joves de Guinardó La Rutlla” tapaban pintadas de índole fascista. Justo en el momento en el que pintaban la frase “BCN antirracista. Tanquem els CIE’s”. Desde los movimientos sociales se responde con una manifestación unitaria el próximo domingo 9 de Julio, con el lema “Por unos barrios libres de fascismo y racismo, basta de agresiones, Sí a la convivencia” .
Tanto Roger Serrano, el agredido, como la Assemblea de Joves de Guinardó y otras colaboradoras relatan las dificultades que tuvieron con el cuerpo de policía a la hora de denunciar el ataque. Los Mossos d’Esquadra insisten en poner en el atestado que ha habido una pelea. Sin embargo, Roger afirma que “no ha habido ninguna pelea, sólo una agresión fascista”. En los últimos meses estos incidentes pasan de ser anecdóticos para convertirse cada vez más en situaciones recurrentes. El activista de Barcelona considera que uno de los motivos por lo que sucede es el que “si no hay una izquierda que organice los barrios obreros dejas espacio a esta gente que llega con un discurso del odio y del miedo”.
Tanto los diversos asaltos, como el hecho de que colectivos como en Madrid Hogar social o en Murcia Lo nuestro ocupen el espacio público se está convirtiendo en un desafío para las fuerzas populares. Agresiones como la que recibió Roger o como la que sucedió en Sant Feliu de Llobregat donde dos vecinos recibieron una agresión islamofoba por parte de la organización Democracia Nacional. Por suerte, ambas agresiones han generado una respuesta por parte de entidades y por las mismas vecinas . El impulso de plataformas como “Sant Feliu Antifeixista”, “UCFR”, “Murcia Diversa” o “l’Espai antirracista de Salt” pretende expulsar estos discursos y prácticas.
La reinvención de la extrema derecha como explicaba Miguel Gómez en Poder Popular con su artículo “Fascismo Pop” se basa en relacionarse con los barrios más castigados por la crisis, se recubre con una retórica nacional y de clase. Su discurso apela constantemente a las necesidades básicas a la vez que en todo momento se culpabiliza al inmigrante de todos sus males. Esto no solo es una práctica racista si no que desdibuja los motivos por los cuales la mayoría social está sufriendo los efectos de este sistema económico, en el que la desigualdad no para de crecer y de, lo que es peor, normalizarse.
La proliferación de este racismo en nuestros barrios debe ser respondida como en el caso de Guinardó de forma unitaria y con un discurso claro. Movilizaciones como esta hacen un esfuerzo para señalar los motivos porque estamos pagando los de siempre la crisis y no dejarle ningún espacio a los discursos del odio. Seguramente el camino para desmontar las prácticas islamofobas y racistas que vemos diariamente en la Unión Europea.