Oscar Blanco/ Calurosa (y pegajosa) tarde de verano en Barcelona. Desde arriba de las exageradas escaleras que dan acceso a la terraza del centro comercial Diagonal Mar, unas decenas de personas miran de reojo el más exagerado aún edificio del Hotel que la cadena Hilton tiene en el Besós. Las dimensiones poco humanas de bloques, escaleras o hasta aceras se han convertido una seña de identidad del urbanismo de la zona. Entre las concentradas destacan una mayoría de camisetas verdes. Son el identificativo de la asociación las Kellys. La conocida organización de camareras de piso que lucha contra la precariedad de las limpiadoras del sector hotelero.

Un encargado del restaurante de pasta más cercano a las escaleras (no le vamos a hacer publicidad, encima) se impacienta por la presencia de no-clientes cerca de la puerta y la Guardia Urbana se acerca a enterarse de que pasa. Entonces Kellys y solidarias cruzan la calle y se dirigen hacia la entrada principal del Hilton Diagonal Mar. No es la primera movilización contra este negocio, uno de los muchos que tiene externalizada parte de la plantilla y que, según denuncias las propias camareras de piso, es de los que tiene a las trabajadoras de la limpieza en peores condiciones.

La nula voluntad de negociar de la cadena es más que un hecho. 6 trabajadoras despedidas por denunciar, una barrera de ‘seguratas’ de 2 metros desde el primer momento de la concentración para evitar que puedan entra al Hall y cómo lee Vania Arana en el comunicado de la protesta “ni un sólo gesto de acercamiento desde que empezó el conflicto hace meses”. Cuando las camareras de piso intentan superar a la seguridad privada, los Mossos d’Esquadra se añaden a la línea defensiva. Seguridad privada y supuestamente pública se funden durante más de una hora para blindar a una cadena multimillonaria en una bonita metáfora.

“Se hacen obscenamente ricos con el turismo que llega a nuestra ciudad y sólo nos dejan misera”, asevera Arana, que señala como uno de los puntos clave de esa miseria “el fraude de las externalizaciones” y exige a CCOO y UGT un compromiso contra las externalizaciones en la negociación en marcha del convenio catalán de Hosteleria. Se trata de una batalla contra la reorganización neoliberal del trabajo y las empresas multiservicios que las Kellys llevan librando varios meses sin conseguir que los sindicatos de concertación pasen de una voluntad de “regular las externalizaciones”. En varias ocasiones, los gritos de las manifestantes reclaman una huelga general.

Las camareras de piso piden al resto de personal del Hotel que apoyen las movilizaciones porque los siguientes externalizados pueden ser “recepcionistas, conserjes, camareros, botones, técnicos de mantenimiento, telefonistas, comerciales, cocineros, ayundantes de cocina…”, es decir, cualquier. Arana lee esta parte del comunicado dos veces y bien alto para que traspase los altos muros del hotel. También anuncian que dentro de su campaña de verano contra los Hoteles que externalizan van a visitar a todos los partidos políticos para que hagan suya la Ley Kelly. De la misma forma lanzan un mensaje a los clientes a los que piden “tolerancia cero con Hoteles que maltratan a sus trabajadoras”.

Después de Arana, una de las trabajadoras despedidas por el Hilton, Merche Castellano, da su testimonio sobre las condiciones laborales. Supuestas jornadas de 8 horas que realmente son de 10 o 12 horas. 30 habitaciones diarias dejándose la salud. 1,5€ por habitación si se mantiene el mismo cliente y 2,5€ cuando hay una salida. Contrasta con habitaciones que en ningún caso bajan de 100 euros la noche y que se sitúan por encima de los 200 euros en su mayoría. El sueldo mensual de las camareras de piso con jornadas maratonianas llega a unos 900 euros y una sola noche en la suite presidencial del Hilton Diagonal Mar cuesta más de 1.200 euros.

Al final de esa misma calle, miles de personas irrumpen en la boca de metro de Maresme-Forum (casi en pleno barrio de la Mina) para desfilar hasta el Festival Cruïlla. El festival se celebra en el recinto construido ad hoc para el Forum Universal (sic) de las Culturas, el proyecto faraónico del PSC de Hereu clave para entender porque a pocos metros de uno de los barrios más populares de Barcelona se levantan Hoteles de lujo (como el propio Hilton) y oficinas de multinacionales. Metáforas de una polarización social rampante. La dirección por supuesto no baja pero las Kellys siguen coreando consignas y cantando dispuestas a “Organizar lo imposible”, título del corto que estrenaron el 7 de julio

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