Y CÓMO NOS QUERÍAMOS ENTONCES
porque todo iba bien
en los despachos y en las cancillerías,
a pesar de la epidemia de los bares vacíos
que nos fue convirtiendo
en tambores de hielo atropellado.
Soleados y dóciles delante del Imperio.
Y CÓMO NOS QUERÍAMOS ENTONCES
porque todo iba bien
en los despachos y en las cancillerías,
a pesar de la epidemia de los bares vacíos
que nos fue convirtiendo
en tambores de hielo atropellado.
Soleados y dóciles delante del Imperio.