Poder Popular | A cien años de la revolución rusa, muchas editoriales se han puesto las pilas y han llenado el mercado de títulos sobre el acontecimiento más importante del siglo XX. Esta selección que proponemos no pretende abordar la revolución rusa en su totalidad, si no más bien recomendar una serie de lecturas clásicas, algún título nuevo y otros que se han convertido en referencia obligada, que permitan tanto aproximarse como profundizar en el proceso mismo, esto es, en el período que se desarrolla en los meses decisivos de 1917.

1. Víctor Serge: El año I de la revolución rusa. Anarquista, marxista libertario, bolchevique encubierto, “trotskista” enfrentado políticamente a Trotsky… Víctor Serge fue uno de los grandes testigos del siglo XX y uno de los personajes más heréticos e inclasificables que hayan desfilado en ese gran mosaico partisano que fue la primera parte del siglo XX. Acusado de colaborar con el terrorismo anarquista en Francia, se entusiasma con la revolución rusa y se convierte en uno de sus grandes propagandistas. El Año I de la revolución rusa es un titulo fundamental que combina una defensa acérrima de la revolución con un estilo ágil y ameno, entre el ensayo histórico y el periodismo, lleno de datos y referencias curiosas. Además de ser una muy buena aproximación a la extensa obra de escritor que combinó todo tipo de estilos, es un texto que vale la pena leer si se busca un libro que dote al lector de un marco general del proceso revolucionario ruso desde el punto de vista de un participante activo en el mismo. Lo edita Razón y Revolución y lo ha reeditado recientemente también Traficantes de Sueños.

2. León Trotsky: Historia de la revolución rusa. No sería la primera vez que la editorial Capitán Swing consigue volver a poner de moda un clásico fundamental pero quizás demasiado largo para los cánones actuales de lectura. Lo consiguieron con La formación de la clase obrera en Inglaterra de E. P. Thompson y ahora se lanzan con la Historia de la Revolución Rusa, de León Trotsky. Un ensayo monumental, que combina el analisis histórico-político con un estilo literario: no en vano Trotsky era apodado medio en serio, medio en broma, “Pluma” por sus compañeros del Partido Socialdemócrata, por sus inclinaciones novelescas. En esta obra combina el análisis marxista de la formación social rusa, con un relato de los hechos que transformaron el país. Retomando la tradición de Tolstói en la que los personajes asumen una serie de roles que representan intereses sociales específicos, el ego (se refiere a sí mismo en tercera persona a lo largo de todo el texto, aunque con el objetivo narrar con más objetividad) y la tremenda capacidad intelectual de Trotsky se despliegan en relato trepidante. El libro también permite aproximarse a determinados conceptos teóricos a través de la historia real: quizás despues de leerlo, muchos “izquierdistas” comprendan que cuando Trotsky hablaba de “revolución permanente” no se refiere a hacer la revolución muchas veces, sino a la incapacidad de la burguesía de hacer la revolución en un país atrasado en la época del capitalismo avanzado, así como a la necesidad de la revolución de expandirse para sobrevivir. Una buena oportunidad de leer a un revolucionario sobre el que se ha opinado tanto y leído tan poco.

3. John Reed: Diez días que estremecieron al mundo. Reed fue un periodista norteamericano que vivió la revolución en vivo y en directo. Diez días que conmovieron al mundo fue recomendada por Lenin, que la veía como una herramienta útil para extender la épica de la revolución por todo el mundo. Con un estilo ligero y rápido, es sin duda una obra de propaganda fundamental, si entendemos la propaganda como la necesidad de transformar los hechos en ideas que millones de personas puedan replicar, en fuerza para la acción. La propaganda, tan despreciada por los residuos racionalistas de la izquierda, se despliega a través del libro de Reed a través de los hechos, de la posibilidad misma de la revolución: soldados, marineros, obreros, campesinos, los grandes personajes de los partidos de los soviets… Un enorme desfile de la fuerza viva que protagonizó 1917. Además del libro, también es muy recomendable la película Rojos de Warren Beatty, ganadora de 3 Óscars, en la que narra las peripecias de John Reed. Hay varias ediciones en castellano, las más recomendables son las de Akal, Txalaparta y la que también prepara Capitán Swing.

4. Rosa Luxemburg: La revolución rusa. A pesar de que Hannah Arendt haya tratado de hacer una lectura liberal del legado de Rosa Luxemburg o de que ciertas tradiciones anti-bolcheviques recojan este texto como la antítesis del leninismo, lo cierto es que este panfleto oscila siempre entre la admiración (no hay más que empezar a leer el libro) y la crítica leal. Esta doble vertiente en la relación entre Rosa Luxemburg y los bolcheviques puede ser difícil de entender para una izquierda cainita, que sólo “odia” o se “adhiere”. Los grandes debates entre revolucionarios, con su tono polémico, iban acompañados de un marco compartido y de una voluntad común forjada no en los salones cortesanos de las academias y de los parlamentos, sino que eran un reflejo de un lazo profundo creado por la lucha de clases. En 80 páginas, Rosa elogia la revolución rusa, polemiza con ciertas decisiones de los bolcheviques como la famosa disolución de la Asamblea Constituyente y trata de armar a la clase obrera alemana para su propio alzamiento. Se puede adquirir en Akal o una versión excelentemente editada por la editorial Página Indómita, que incluye el prólogo de Hannah Arendt al que hacíamos mención al principio.

5. Lenin: Entre dos revoluciones. Siglo XXI reedita una antigua selección de la editorial Progreso de textos escritos por Lenin entre febrero y octubre de 1917. El volumen es un buen reflejo del tipo de formato en el que solía escribir Lenin —artículos de intervención como publicista, panfletos breves, etc.— y recoge los textos clásicos en los que se reflejan sus análisis del escenario que dejó la revolución de febrero —entre otros, Cartas desde lejos, Las tareas del proletariado en la presente revolución, Cartas sobre la táctica—, el impacto y evolución de la guerra, los cambios de situación a medida que evolucionaba el proceso, los peligros que surgían y las oportunidades que se abrían, sus vacilaciones en la postura respecto a los sóviets tras la represión después de las jornadas de julio, que luego rectificará —A propósito de las consignas—, las últimas posibilidades de un traspaso pacífico del poder a los sóviets —Acerca de los compromisos—, las llamadas a la toma del poder y el importante ¿Se sostendrán los bolcheviques en el poder?, que junto con otro texto no recogido aquí (La catástrofe que nos amenaza y cómo combatirla) constituían el verdadero programa de la revolución de octubre escrito antes de la toma del poder. En definitiva, un documento escrito «en directo» que permite formarse una buena imagen de las ideas y políticas de Lenin durante 1917.

6. Chine Miéville: Octubre. Historia de la Revolución Rusa. El novelista británico del género Weird Fiction, autor de un buen número de novelas —varias de ellas traducidas al castellano—, se ha lanzado a escribir una narración de los meses de la revolución rusa. La editorial Akal se ha animado a publicar este texto que ha tenido gran impacto en EEUU y el Reino Unido. Aunque Octubre está escrito de forma novelada, todo lo que en ella se cuenta está documentado. El manejo de los tiempos verbales —presente, en el primer capítulo y el epílogo; pasado en el resto— y la distribución de los capítulos por meses, dan al libro un buen ritmo de lectura y logra el efecto de sentirse hoy interpelado por lo sucedido en la revolución. El libro tiene también la virtud de ser accesible a todos los públicos: quienes están acercándose por primera vez a la compleja historia de la revolución rusa, el libro narra y ordena muy bien las etapas de 1917; quienes ya estén familiarizados los hechos de la revolución, la obra hace un recorrido muy documentado de lo sucedido en 1917, deteniéndose a veces en fenómenos y hechos que no carecen de interés pero que obras académicas tratan de pasada, y contiene valiosas reflexiones especialmente en su epílogo sobre el balance y la evolución posterior de la república soviética. El autor incluye, al final, una selección bibliográfica comentada de los libros más relevantes y recomendables leídos por él.

7. Alexander Rabinowitch: Prelude to Revolution, The Bolsheviks come to Power, The Bolsheviks in power. Para quienes leáis inglés, tenéis una enorme y excelente bibliografía sobre la revolución rusa. Pero la trilogía de Rabinowitch es una obra de referencia ineludible. En la mejor tradición de estudio de «la revolución desde abajo» y centrándose exclusivamente en la ciudad de Petrogrado, el primer volumen investiga los hechos que condujeron a las jornadas de julio, uno de los momentos de mayor tensión de todo el año, mientras que el segundo volumen, tras una introducción general, retoma ese episodio como punto de partida para explicar la dinámica general que lleva a Octubre. En ambas, Rabinowitch trata de mostrar con un riguroso y potente trabajo de documentación que la revolución de Octubre no fue un mero golpe de estado, carente de apoyo popular, llevado a cabo por un grupo de conspiradores bajo el mando de Lenin. Entre los méritos más logrados de la obra están el de investigar la estructura y el funcionamiento reales del partido bolchevique —en suma, una vastísima organización de masas, «relativamente democrática, tolerante y descentralizada», con una fortísima implantación en el territorio urbano, y con una rica vida y debate internos entre las distintas tendencias—, y el de mostrar el desarrollo de la dinámica de masas durante esos meses, investigando «las aspiraciones de obreros fabriles, soldados y marineros tal como se reflejan en documentos contemporáneos» que llevó, en paralelo a un desdén por las viejas clases dirigentes y al descrédito del resto de partidos por ser incapaces de implantar reformas sociales y políticas significativas, a que éstas vieran en los programas y políticas bolcheviques un fiel reflejo de sus propias aspiraciones. Para quienes quieran continuar, el tercer volumen trata sobre el primer año de gobierno bolchevique en la misma ciudad. Contando de forma nada acrítica, partiendo del periodo que va desde octubre a la disolución de la Asamblea Constituyente, pasando por la paz de Brest-Litovsk, las crisis internas y militares de la ciudad o el impacto del Terror Rojo, este volumen constituye, de nuevo, un libro necesario para seguir comprendiendo, investigando y discutiendo la evolución de la república soviética.

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