Paloma González | Hace ya dos años desde que las candidaturas de unidad popular pasaron “de las plazas al pazo”, como se dice por Galiza. Ahora, este pasado puente de octubre, con motivo de reencontrarse y hacer balance, aquellas candidaturas, pero también colectivos sociales, centros sociales ocupados, organizaciones políticas, etc. se han dado cita en A Coruña para las terceras jornadas del MAC (Municipalismo, Autogobierno y Contrapoder). Así, en el evento organizado por la Fundación de los Comunes, el Instituto por la Democracia y el Municipalismo y la candidatura municipalista de A Coruña, Marea Atlántica, más de 300 personas han podido reunirse de nuevo y repensar la apuesta política que se expandió en 2015 por todo el Estado y que proponía construir desde lo más cercano a la gente: los municipios.
Y es que gran parte de las jornadas se dedicó a la reflexión y la autocrítica sobre la hipótesis institucional, que “exigió y exige en muchas ocasiones tomar decisiones rápidas donde debería haber debates profundos” señalaba María García, concejala de Medio Ambiente de Marea Atlántica y una de los organizadoras del encuentro. Preocupados por la construcción de contrapoderes sociales fuertes que soporten y tensen lo institucional, así como por que las candidaturas del cambio no dejen de ser confluencias reales y muten a meras coaliciones y suma de siglas, todos y todas las asistentes al Mac3 parecían coincidir en que la parte institucional había servido para dar recursos a la autoorganización de los movimientos sociales. Profundizar en qué manera seguir trabajando esta relación para que se garantice la autonomía de dicho movimiento, alejándose de la lógica paternalista de Estado seguida por anteriores corporaciones, fue una de las propuestas que quedaron sobre la mesa.
Pero en este MAC también se ha podido escuchar a las candidaturas municipalistas que no consiguieron la llave de gobierno han podido adquirir experiencia en la oposición como auténtica escuela de cuadros. Su labor fundamental ha sido abrir la institución a la gente y emplear los recursos de los que esta les ha dotado para estudiar la viabilidad de cuestiones del programa como la renta municipal o difundir información a la que antes la gente corriente no tenía ningún tipo de acceso. De este modo, en casos como el de Málaga Ahora, han podido apoyar los procesos de auditoría ciudadana, fiscalizando desde dentro las políticas públicas y desmontando la corrupción sistémica del bipartidismo.
Los que sí llegaron a gobernar – Barcelona, Madrid, Cádiz, Zaragoza o Pamplona – se han enfrentado a grandes retos, especialmente el de no amedrantarse ante la consigna de la derecha de que hay que gobernar para todxs y seguir gobernando para democratizar la política y la economía. Entre los éxitos de gobierno, muchos de estos ayuntamientos del cambio destacaron estos días la creación de espacios de participación, canales de transparencia, experiencias de cogestión de espacios, remunicipalizaciones – aunque no todas las deseadas ni las más importantes de servicios públicos esenciales por lo general – y, en definitiva, el aumento de la inversión social. No obstante, como señalaba Jaume Palomera, integrante de la cooperativa social La Hidra Barcelona, todavía quedan aspectos muy importantes que abordar como una política de vivienda capaz de incidir en el mercado, factores clave de la política económica urbana, vitales para dar salida a la emergencia habitacional que se vive a nivel estatal y en concreto en la ciudad condal. Sin embargo, medidas fundamentales como gravar la vivienda vacía o los impuestos a las transacciones especulativas urbanas, siguen estando hoy constreñidas por el gobierno central. “Hay que buscar el conflicto para generar nueva institucionalidad. Que el ayuntamiento haya puesto coto a las licencias turísticas o estén dando la batalla contra Airbnb es el resultado de la presión ejercida por la asamblea de barrios que funcionaba en este sentido” enfatizaba Palomera en la sesión de apertura de este MAC.
Entre los distintos talleres que se han podido trabajar en este encuentro – bienes comunes, feminismo, remunicipalización, tecnopolítica, procesos participativos o sobre auditoría de la deuda y las políticas públicas – destacó, dada la coyuntura actual, el titulado “A qué llamamos recuperación económica”. El diputado de la Asamblea de Madrid Isidro López explicó que toda la legitimidad del PP, basada en la idea de recuperación de la economía española ajena a la crisis social que continúa y se agudiza, ha comenzado a ver su fin ahora que el Banco Europeo ha anunciado la subida de tipos de interés y el fin de su política de expansión cuantitativa. Los gobiernos deudores como el del Estado español y, por extensión, los de las ciudades que no apuesten por enfrentar leyes como la de Estabilidad Presupuestaria —también conocida como Ley Montoro – se verán forzadas a llevar políticas de recortes para las que no valdrá con enfrentarse desde las instituciones sino a través de mayorías sociales contra los recortes y en defensa de los comunes.
Por supuesto, también ha habido tiempo para hacer balance del ciclo estatal y del papel de Podemos como interlocutor necesario de toda la lógica de impugnación al régimen del 78 que hemos vivido en estos años, aunque también como fagocitador de muchas de las experiencias vividas. Sea cual sea la fórmula de entendimiento que se decidida finalmente en cada territorio entre candidaturas municipalistas y demás agentes políticos, la mirada ya está puesta en 2019, si bien las Candidaturas insisten en que no a cualquier precio. Parece haber acuerdo en que habrá que repensar el modelo organizativo, recuperar lo que queda por cumplir del programa y volver a celebrar primarias en muchos casos, para revalidar mandato. La idea de que estos 4 años de gobierno de la gente pasen a la historia como una anomalía no parece convencer y, a pesar de que las instituciones no estén hechas a la medida de estas candidaturas, dejarlas en manos del bipartidismo hasta tener otras que representen a la mayoría social dista mucho de ser la mejor opción.
El próximo MAC – probablemente el último antes de las elecciones – se celebrará en mayo de 2018 en Madrid, donde esperamos seguir tejiendo redes municipalistas y agendas conjunta, así como dar respuesta a una de las preguntas más interesantes lanzadas en el cierre de esta edición: cómo seguir pensando en clave constituyente y no solo destituyente, especialmente ahora que el contexto de Catalunya ha reabierto todo un debate sobre la cuestión territorial y la reforma de la Constitución que, sin duda, afecta a los ayuntamientos de todo el Estado.