Lucia Sbriller | Entre el 14 y el 16 de octubre se realizó en la ciudad de Resistencia- Chaco (Argentina) el trigésimo segundo Encuentro Nacional de Mujeres del que participaron cerca de setenta mil mujeres, lesbianas, trans y travestis. Los encuentros que comenzaron a realizarse desde 1985 de manera rotativa en las distintas ciudades del país, tienen una periodicidad anual y han crecido en masividad durante todos estos años. Congregan a mujeres con líneas políticas disimiles en espacios de reunión, de discusión e incluso de esparcimiento.

Chaco 2017

No sería completo contar el encuentro comenzando por el acto de apertura que se realiza el sábado a la mañana. Las mujeres viajan a lo largo del gran territorio de manera auto-organizada desde distintos puntos para llegar a la cita. Durante meses se juntan fondos para los gastos del viaje, se consiguen colectivos, se reservan plazas para dormir en las escuelas de la ciudad cuya capacidad hotelera se encuentra agotada con mucha anticipación. Decenas de miles de mujeres construyen ese evento en todo el país, con viajes de más de dos mil kilómetros, mujeres jóvenes y viejas, con distintos recursos económicos y posibilidades en sus vidas cotidianas, son parte de la organización invisible del encuentro que tendrá lugar durante un fin de semana.

Este año en la ciudad de Resistencia, Chaco, fue el primer encuentro que contó con una fuerte presencia de mujeres originarias, cerca de 1500 participaron de las diferentes instancias. Se realizaron setenta y un talleres con distintas temáticas que incluyen, entre otras mujeres y violencia, educación, trata de personas, aborto, prostitución, trabajo sexual, acoso y abuso, trabajo y militancia entre otros. Los talleres funcionan como espacios auto-organizados por parte de las mujeres que deciden participar, se extienden durante tres instancias y generan sus propias conclusiones.

Durante los momentos en que las participantes no estuvieron en los talleres se acercaron a la plaza central de Resistencia, allí las distintas agrupaciones políticas tenían espacios con sus producciones, pero también se formaron puestos de artesanías y se realizaron actividades recreativas, radios abiertas, charlas e incluso talleres que no son parte de la programación “oficial”.

El sábado por la noche se realizó la primera manifestación del encuentro, por la visibilización lésbica, las calles alrededor de la plaza se colmaron de una columna de lesbianas especialmente con colores y cantos como “no soy la amiga de tu mamá, somos lesbianas no paramos de garchar (follar)”. Esta marcha crece en convocatoria año a año y esta oportunidad, por primera vez, fue parte del cronograma oficial del evento.

El domingo tuvo lugar la segunda marcha convocada por la organización del encuentro. Decenas de miles de mujeres recorrieron las calles de Resistencia, ante las miradas de sus habitantes. Sin camisetas en muchos casos, con consignas pintadas en sus cuerpos, a favor de la legalización del aborto, y de la liberación de las mujeres. Una marcha de más de dos kilómetros que terminó en una peña, una fiesta que se organiza al finalizar cada uno de los encuentros, como un espacio más para compartir y para disfrutar.

Finalmente el lunes (festivo) se leyeron las conclusiones de cada uno de los talleres y se definió que el próximo año el encuentro se realizará en la ciudad de Puerto Madryn, en Chubut; provincia patagónica argentina que este año ha sido protagonista de la trágica desaparición y posterior hallazgo del cuerpo sin vida de Santiago Maldonado mientras acompañaba un reclamo mapuche en defensa de sus tierras.

Una historia de lucha y organización.

Los Encuentros Nacionales de mujeres comenzaron a realizarse en el año en el año 1985, apenas dos años después de restaurada la democracia luego de la última dictadura cívico militar que asoló a nuestro país entre 1976 y 1983. Es decir que apenas se hubo restaurado el derecho cívico básico de reunión las mujeres comenzaron a generar estos encuentros fundamentalmente plurales y democráticos. Durante la década del 90 los encuentros mantuvieron su periodicidad anual y crecieron en su composición oscilando entre las tres mil y siete mil participantes.

En el año 2001 Argentina fue protagonista de una gran revuelta popular que acabó anticipadamente con un gobierno liberal. Sin dudas uno de los grandes protagonistas en esa oportunidad fue el movimiento piquetero, de trabajadoras/es desocupadas/os que ante la imposibilidad de hacer huelgas en lugares de trabajo formales comenzaron a reclamar por sus derecho cortando el paso en ruta y calles para visibilizar su reclamo. Este movimiento fue integrado por muchísimas mujeres las que ante la situación de desocupación de sus parejas, sumada a la suya propia, comenzaron a hacerse cargo de la economía familiar de un modo individual en muchísimos casos.

Este momento de crecimiento en la movilización popular en el país no pasó desapercibido y por esos tiempos los encuentros de mujeres comenzaron a nuclear cerca de trece mil mujeres que se acercaban a discutirse sus problemáticas, a encontrarse con acuerdos y desacuerdos. Sin dudas el auge del movimiento “Ni una menos” de los últimos años, y de las huelgas de mujeres impulsadas a nivel internacional pero con fuertes capítulos a nivel local resultan, de algún modo, una situación impensable sin todos estos años de organización previa que acompañó los momentos políticos nacionales. Este último auge tuvo también un correlato en los encuentros de mujeres que desde el 2014 y de manera progresiva han tenido grandes aumentos en su participación llegando a encontrar a setenta mil mujeres, lesbianas y travestis.

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