Raúl Navas | Correos ha publicado las bases de convocatoria de una nueva bolsa de empleo temporal el 24 de octubre.  Su contenido es alarmante. Supone una barra libre para cometer abusos empresariales y para que aumente la precariedad exponencialmente. Antes de analizar cuestiones de fondo, conviene tener clara toda la letra pequeña de estas bases, y los objetivos que ha ido planteando Correos durante las negociaciones en el último mes y medio.

Correos en un primer momento presento varias propuestas y borradores bastante agresivos, para ser negociados entre la empresa y los sindicatos firmantes del actual convenio colectivo (UGT, CCOO, SL, CSIF). CGT está excluida de estos ámbitos de negociación por haberse negado a firmar el actual convenio colectivo. Dicho esto, lo primero que ha llamado la atención ha sido la insistencia de Correos en la necesidad de “rejuvenecer la plantilla”. Hemos podido leer en el último Abre Cartas (revista corporativa de la empresa) que la media de edad de la plantilla se sitúa en 48 años. La realidad, es que hay un sector importante de la plantilla tiene problemas de salud, muchos de ellos tienen un origen laboral debido a sobresfuerzos, ritmos de trabajo exigentes  y malas condiciones de trabajo. Hay compañeros que enferman, sufren bajas y tienen que pedir readaptaciones. No olvidemos que para las empresas una persona enferma, con cualquier limitación física o problema de salud, es considerada un estorbo, y se refieren con desprecio. Este es uno de los motivos por los que Correos apuesta por “nuevos perfiles profesionales”, lo cual se traduce personal cuanto más joven mejor, que pueda manipular de forma ágil los paquetes de 30 kilos y subirlos a los domicilios. Pretenden quitarse de en medio a cualquier trabajador susceptible de darse de baja, y a cualquier persona que tenga la mas mínima limitación psicofísica. En este sentido, en un primer momento exigieron que para acceder a las bolsas de empleo se debía pasar un reconocimiento médico exhaustivo y determinadas pruebas físicas. También querían valorar conocimientos de idiomas, hacer exámenes específicos de acceso, etc.

Finalmente se han publicado unas bases que han retirado alguno de las propuestas más agresivas expuestas inicialmente, pero globalmente, tenemos unas bolsas peores que las anteriores.  Vemos que uno de los requisitos para ser admitidos en las bolsas lo encontramos en “No padecer enfermedad o limitaciones físicas o psíquicas para el normal desempeño de las tareas y funciones a realizar”. Además, el articulo 5.2 titulado “Capacidad Psicofísica”, establece que “El candidato deberá poseer la capacidad psicofísica necesaria para el normal desempeño de las tareas y funciones a realizar en los puestos de trabajo de las Bolsas de Empleo”. Se requiere un  certificado médico específico, con un texto bastante exigente elaborado por Correos. Aun así, también se indica que “Serán los Servicios Médicos de Correos lo que, a la vista del certificado aportado por el aspirante, determinen el cumplimiento del requisito de aptitud psicofísica, y en su caso, podrán realizar con carácter previo los reconocimientos y pruebas que estimen oportunos. Estos reconocimientos y pruebas serán obligatorios”. En definitiva un autentico despropósito y abuso, que parece buscar componentes de una “raza aria” a la que explotar sin límite.

Esta no es la única una de actuar modo de criba seleccionar a gente joven, sana, muy formada, que aguante los actuales ritmos de trabajo impuestos por Correos. Por un lado vemos que priman considerablemente las titulaciones universitarias. Todos sabemos que si hacemos un estudio sociológico, en los sectores de población más joven encontraremos mayor porcentaje de titulados, que en sectores más cercanos a edades de jubilación. Además, solo contabiliza la antigüedad desde mayo 2012. Por tanto, muchos trabajadores temporales veteranos, que saben hacen perfectamente su trabajo, se verían dificultades para obtener méritos puntuables. Para colmo, se excluye al personal fijo discontinuo de las bolsas de empleo. Estos compañeros tienen contratos precarios para trabajar en campañas especificas (verano, navidad, elecciones…) y hasta ahora podían participar en las bolsas de empleo, y poder de este modo sobrevivir durante el resto del año. Con la actual regulación ya no será posible. Otro acto más completamente insensible hacia este colectivo de compañeros.

Por otro lado, estas bolsas pretenden impulsar aun más la precariedad en Correos. Concretamente se especifica que “Correos continuara implementando el contrato temporal a tiempo parcial”. Además, se ofertan contratos a tiempo parcial por días, determinados días de la semana, y también contratos para viernes, sábados, domingos y festivos. Es decir, horarios flexibles y cambiantes, bajo criterios estrictamente empresariales, en los que la dignidad laboral y la conciliación de la vida laboral y familiar brillan por su ausencia. No olvidemos como las estadísticas oficiales señalan el carácter involuntario de este tipo de contratos, sobre todo en las mujeres. En España, la tasa de empleo parcial entre las mujeres es casi cuatro veces superior a la de los hombres. Tampoco olvidemos que trabajo parcial, significa sueldo parcial, derechos parciales, y prestaciones por desempleo y jubilación futura parcial. En definitiva, estas bolsas de empleo se basan en la masificación de Minijobs, contratos basura y en la doble precariedad (temporal y parcial). Por tanto, no es fácil comprobar que pretenden gente joven, con buena salud y titulaciones universitarias; eso sí, para contratos precarios y con bajos salarios.

Además, es importante señalar que llueve sobre mojado. En 2015 se aprobó una ley que obligaba al reparto de notificaciones por la tarde. Para cubrir este servicio, Correos ha optado por la fórmula más barata, la opción más precaria, que consiste en contratos a tiempo parcial en turno de tarde, aunque había otras alternativas. Desde CGT reiteramos que esta ley no debía ir acompañada de un recorte en nuestros derechos, ni de un aumento de la precariedad, tal y como está sucediendo. A día de hoy, no hay un solo trabajador indefinido en turno de tarde, todos los eventuales a tiempo parcial. Se han llegado a contratos especialmente abusivos, para trabajar únicamente los martes y jueves por la tarde. Un abuso empresarial sin precedentes en Correos, que incluían cláusulas por las que si algún martes o jueves era festivo, debías recuperarlo otro día. Denunciamos estos contratos por ser abusivos en la inspección de trabajo, y nos han dado la razón, abriendo procedimiento sancionador contra Correos.

Con una plantilla tan precaria como la actual, los esfuerzos deberían ir encaminados a reducir la temporalidad y precariedad, no a aumentarla. Según los últimos datos conocidos hay 12.475 eventuales (23,78% de la plantilla). Una tasa muy elevada, y superior al de otras épocas. Por ejemplo en 2005 la tasa de eventualidad era del 13%. El número de trabajadores eventuales casi iguala al de funcionarios, algo impensable hace años. Es importante conocer que Correos era una Sociedad Estatal compuesta mayoritariamente por funcionarios, mientras que en la actualidad es una empresa donde se masifican los contratos precarios. Es difícil encontrar un caso tan extremo y dramático a la hora de precarización de la plantilla. Había 41.071 funcionarios en el año 2002, que pasaron a 34.969 en 2006, y a 15.038 en 2016. A 1 de enero de 2017 solo quedan 13.325.

En ocasiones y en algunas empresas, el aumento de la precariedad se ha intentando justificar con un aumento del empleo en la compañía. En el caso de Correos no ha sido así. Se ha recortado el empleo y a su vez se ha precarizado el existente, incluso consiguiendo que el empleo indefinido también sea precario. Hemos pasado de 56.367 trabajadores fijos (laborales y funcionarios) en 2009 a 39.966 a 1 de enero de 2017. Si hacemos el cálculo sumando también a los trabajadores temporales, vemos que hemos pasado de 66.091 trabajadores en 2008 a 52.441 a 1 de enero de 2007.

Globalmente  vemos que mientras se van funcionarios con una serie de derechos sobre estabilidad laboral, trienios, días adicionales de vacaciones y asuntos propios, etc., se multiplican colectivos muy precarizados: fijos discontinuos, trabajadores a tiempo parcial, temporales, empleados de fin de semana, parciales a días alternos, etc. Es decir, trabajos muy inestables y de pésima calidad, que se ceban en colectivos muy precarizados que sufren una serie de opresiones específicas. En este sentido, nunca olvidemos que el sindicalismo de clase y combativo siempre debe prestar especial atención a los sectores mas oprimidos y explotados de la clase trabajadora. Por tanto, la actual regulación de bolsas de empleo solo puede ser calificable como inaceptable para el sindicalismo de clase. Desde CGT vamos a continuar luchando contra los abusos empresariales, y combatir los usos fraudulentos de contratación temporal. No apostamos por una disminución de derechos del personal eventual, sino todo lo contrario. Apostamos por unas bolsas de empleo que pongan fin a las arbitrarias evaluaciones de desempeño negativas, según las cuales te pueden expulsar de las bolsas por cualquier motivo. Defendemos transparencia en la contratación, con listas abiertas y actualizadas, llamamientos por antigüedad, contratos de trabajo donde se especifique la duración, jornada laboral, destino, categoría, funciones a desempeñar, etc.

Si los directivos de Correos quieren contratos basura, que se hagan uno ellos. Con una tasa de temporalidad  tan alta, se debería estar hablar de erradicar la temporalidad, no de perpetuarla en aun peores condiciones. Ante este panorama urge la necesidad de organizarse colectivamente para hacer frente a los abusos empresariales. Es una tarea que no corresponde únicamente a los eventuales, sino a los laborales y funcionarios. Nadie puede mirar para otro lado porque este panorama laboral tiene consecuencias nefastas. En primer lugar supone un enorme drama humano para muchas personas, que se ven obligadas a trabajar con contratos precarios y malas condiciones laborales, en torno a una incertidumbre permanente. Además, se abren las puertas a pérdidas de derechos laborales y salariales para toda la plantilla, en una constante tendencia de recortes y empeoramiento generalizado de las condiciones de trabajo.  Además, supone un debilitamiento enorme de la capacidad de organización y negociación de los trabajadores y del propio sindicalismo. Y dado que tenemos un contexto laboral tan complejo y complicado, es saludable como buena noticia los pasos que se están dando hacia la autorganización del personal precario de Correos, y el ejemplo lo encontramos en la formación de la Plataforma de Eventuales de Correos.


Raúl Navas es Secretario General de CGT Correos en Madrid

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