Julia Cámara | Mimosa Effe forma parte de la Comisión Feminista del Nouveu Parti Anticapitaliste en Francia y participa de las asambleas generales del movimiento Me Too, el espacio de autoorganización surgido en París tras las concentraciones del 29 de octubre. Hablamos con ella sobre la situación del movimiento de mujeres en Francia y sobre la preparación de la huelga del 8 de Marzo.
¿En qué momento se encuentra el movimiento de mujeres en Francia y qué camino ha recorrido estos últimos meses?
En Francia, particularmente en París, tenemos un movimiento feminista muy dividido, sobre todo a partir de los debates de la prostitución y de la cuestión del velo. Son comunes las manifestaciones donde están por un lado el movimiento feminista institucional y por otro un movimiento feminista muy radical pero también muy minoritario, y en este sentido la idea del movimiento “Me Too” es conseguir la unificación de todo esto sobre reivindicaciones que podríamos llamar mayoritarias. Lo que vivimos el pasado 29 de octubre, con centenares o millares de personas en las calles de toda Francia en una fecha que no era ni el 25 de noviembre ni el 8 de marzo, fue algo inédito, pues no solemos tener manifestaciones fuera de estas fechas.
El resultado de la manifestación del 25N también ha sido mejor que el año precedente, que reunió en París solamente a 300 personas, algo muy muy débil. Este año nos hemos encontrado con más de 3000 mujeres, con un gran cortejo autoorganizado y con muchas jóvenes, pero estamos todavía lejos de ser un movimiento de masas y es bastante sorprendente porque las mujeres no hablan de otra cosa. Estamos siendo testigos de la aparición de toda una nueva generación activista que se politiza y se radicaliza, que se atreve a decir que el problema es el sistema, y que expresa una voluntad muy fuerte de autoorganizarse y de construir marcos masivos.
¿Existe un debate sobre la campaña de la huelga feminista en el movimiento de mujeres en Francia? ¿Os vais a sumar a la huelga? Y, si no, ¿cuáles son vuestras perspectivas para el 8 de marzo?
En este sentido sí que estamos bastante avanzadas, porque el llamamiento a la huelga internacional se ha recibido con interés y los tres sindicatos que podríamos calificar de oposición al gobierno (Solidaires, la CGT y la FSU – el mayoritario en la función pública) han decidido convocar huelga llamando a las mujeres a parar a partir de las 15.40h. Por supuesto es algo muy débil para lo que podría haber sido, pero aun así la convocatoria permite que las trabajadoras asalariadas se puedan sumar a la huelga sin consecuencias (aunque sabemos que aun así sigue siendo complicado en el sector privado). Y, por otro lado, en aquellos centros de trabajo donde ya hay hecho un cierto trabajo feminista, donde existen reivindicaciones y luchas sindicales por cuestiones como la brecha salarial, la convocatoria es la excusa para que las sindicalistas explique el conflicto y hablen con sus compañeras. Por lo que no será una gran jornada de huelga general, pero aun así se trata de algo muy positivo.
¿Cuáles son las reivindicaciones unitarias de este 8 de marzo? ¿Hay demandas concretas o se va a tratar de una movilización de carácter más general?
Existe una serie de reivindicaciones feministas unitarias que podríamos decir que se mantienen desde los años 80, pero más allá de ellas está la voluntad de que este 8 de marzo se centre de manera específica en la cuestión de las violencias. Por ejemplo, se ha articulado una gran encuesta online sobre las violencias en el trabajo, donde las mujeres pueden contar sus experiencias. Además, está presenta la demanda de una ley marco para las violencias machistas, algo que es una reivindicación histórica a nivel nacional del movimiento de mujeres. François Hollande aprobó un proyecto de ley en ese sentido, pero este proyecto jamás fue presupuestado y por supuesto no se incluyeron cuestiones que el movimiento feminista exigía, por lo que no podemos hablar de que exista realmente una ley marco sobre esto.
¿Tenéis estructuras de coordinación del movimiento feminista a nivel nacional? Y, si no, ¿crees que existe la posibilidad de construirlas a partir de la movilización del 8 de marzo y del movimiento Me Too?
Contamos con un colectivo nacional, la Coordinación Nacional por los Derechos de las Mujeres, compuesto a grandes rasgos por los partidos políticos progresistas, los sindicatos y las asociaciones feministas. Este espacio tiene el problema de que ha sido un factor de división. La situación en Francia, como decía, es algo particular, y mientras decenas de mujeres con velo participaban de las movilizaciones, esta coordinación ha estado favoreciendo la estigmatización del velo islámico, lo que evidentemente le convertía en un marco problemático. Por otro lado, creo que se trata de un espacio en cierto modo envejecido, que no tiene capacidad de impulsar la movilización y donde las nuevas militantes feministas no tienen interés por entrar.
A raíz de la dinámica Me Too y de sus asambleas generales con varios centenares de personas, las compañeras de la comisión feminista del NPA estamos lanzando la apuesta por la creación de unos “Estados Generales” feministas. Es decir: impulsar marcos unitarios para el movimiento, donde evidente existiría una mayoría reformista pero que nos permitirían llevar el debate a todos los espacios de nuestras vidas, entrando a disputar en cierto modo los marcos en los que se da la coordinación nacional feminista.
Y aparte está la cuestión de cómo encauzar estas fuerzas. Más allá del 8 de marzo se nos viene toda una batería de reformas del gobierno de Marcron. Creo que todo esto puede generar un clima de revuelta general, algo que ya estamos viendo en las luchas en la educación, y es posible que el clima de revuelta generado por las movilizaciones feministas pueda encauzarse en ese sentido.
¿Cuáles crees que son las potencialidades del movimiento feminista y del movimiento de mujeres a nivel internacional en este momento?
Por un lado, está claro que se trata de un movimiento realmente fuerte. Creo que hay realmente una gran posibilidad de articular respuestas a las diferentes facetas de las violencias patriarcales, que han sido señaladas y enfrentadas de manera muy fuerte. Pero, por otro lado, vivimos también un momento de despertar de la reacción. En Francia lo hemos visto con la tribuna de firmada por cien mujeres por “el derecho a ser importunadas”, pero se trata de algo que está presente en general en la sociedad.
Para enfrentar esto es necesario articular un movimiento verdaderamente masivo, y estoy convencida de que esto va a llegar también a Francia. No es posible que estemos rodeadas de países que están viviendo movilizaciones masivas sobre la cuestión de las violencias y que nosotras no las tengamos. Creo que en Francia lo que le pasa al feminismo es que al mismo tiempo que existen un gran número de colectivos que hacen buen trabajo local o sobre cuestiones concretas hay una institucionalización muy fuerte, por lo que es difícil construir un movimiento de masas. Pero todo lo que está haciendo la nueva generación feminista tiene necesariamente que cristalizar en algo. ¿Cuándo? No lo podemos decir, pero en mi opinión es cuestión de meses. Y si hay movimientos internacionales que generan confianza, esto nos va a dar mucha más fuerza.