Bellido Dolfos | Es muy improbable que entre los lectores de este medio existan amantes o ni siquiera seguidores de la zarzuela. No les falta razón, la Zarzuela cumplió durante finales del siglo XIX y principios del XX una función similar a la del cine mainstream de nuestros días, convertir los valores de la clase dominante en el ‘sentido común’ de la época, mediante un costumbrismo que ahora nos resulta rancio y sobre todo extremadamente machista. Consciente de ello el franquismo otorgo a la zarzuela con una segunda juventud y nos machacó con unas inolvidables versiones cinematográficas ¿Van los anticapitalistas a defender al Teatro Lírico de La Zarzuela, principal reducto de un genero machista y reaccionario? No sé, pero después de apoyar a Ramón Espinar en unas primarias creo que nos hemos dado mucho margen para hacer cosas inesperadas.

Al margen de la necesaria protección a las expresiones culturales minoritarias que, nos gusten o no, nos protegen de la deriva hacia la uniformidad cultural y el pensamiento único, lo que plantea la reciente decisión de la Secretaría de Estado de Cultura de favorecer la absorción del Teatro de la Zarzuela por el Teatro Real es una vuelta de tuerca más al proceso de privatización de la cultura, convertir el ‘ocio’ en ‘negocio’ sin que al parecer nadie repare en la evidente contradicción en términos que ello representa.

Desde el Ministerio de Educación Cultura y Deporte (MECD) se ha insistido hasta la saciedad en que los sindicatos hacían demagogia al calificar la absorción como una privatización. Es cierto que no hay una entrega gratuita y dolosa de patrimonio público a empresas privadas. La derecha hace ya muchos años que ha aprendido a privatizar con ‘finezza’.

 

¿Qué se entrega a quién?

El Teatro de la Zarzuela es una unidad sin naturaleza jurídica propia perteneciente al Instituto Nacional de la Artes Escénicas y de la Música (INAEM) Este Instituto es un organismo autónomo totalmente integrado dentro del organigrama del MECD. Esto significa que tanto su dirección como su dotación presupuestaria depende al 100% de la Administración General del Estado. Un organismo que por otra parte mantiene relación con los agentes culturales a través del Consejo Estatal de las Artes Escénicas y de la Música (puede verse la composición actual en este enlace: https://www.mecd.gob.es/cultura-mecd/areas-cultura/artesescenicas/consejo-estatal/composicion-vocalias.html) Una amplisima representación de profesionales, comunidades autónomas, municipios, etc, que con todas las insuficiencias que se quiera responde a una orientación de promoción y difusión de la cultura desde una óptica de servicio público.

En cambio el Teatro Real esta dirigido por la Fundación Teatro Real. De la relación de vocales de patronato me permito señalar algunos nombres excluyendo una minoría de cargos políticos: Luis Abril Pérez (Grupo Telefónica), Miguel Dominguín Bosé (amante cautivo…de los intereses empresariales en este caso)
Rodrigo Echenique (Banco Santander), Isidro Fainé (presidente de Gas Natural Fenosa, Criteria y de la Fundación Bancaria La Caixa), Javier Gomá Lanzón (Fundación Juan March), Florentino Pérez (profesión Sus Labores), Mario Vargas Llosa (ciudadano independiente) y Juan-Miguel Villar Mir(cooperante… necesario).

Bueno ya hemos visto quien manda… y ¿qué pasa con la pasta? ¿Pagan el presupuesto del Teatro Real a escote entre los patronos del Teatro Real?… pues va a ser que no. Pese a la amplia mayoría de patronos que provienen del mundo de la empresa, el Estado sigue poniendo en forma de subvenciones la mayoría del presupuesto (13 millones de euros en el 2015 frente a los 8 millones aportados por los patrocinadores. Las subvenciones de la administración en su mayoría son nominativas (a dedo) y sin ninguna contrapartida medible, no así las aportaciones que según el informe de auditoria de las cuentas del 2015 tienen sus contrapartidas:

“Dichas contraprestaciones consisten, generalmente, en la mención de la colaboración del patrocinador en los programas de mano y publicaciones… la utilización para uso cultural y/o social del patrocinador de determinadas salas del Teatro, así como la posibilidad de adquirir entradas con aplicación de descuentos en función del volumen de entradas adquiridas”.

Vamos lo normal. Todo el poder de decisión a los grupos financieros, pagando todos…

De todas formas y para no hacer demagogia hay que señalar que los ingresos por venta de entradas son 17 millones. Esto no convierte el negocio en rentable, pero hace que merezca la pena… A parte de sus valores artísticos, la Opera es útil para acumular eso que llaman capital social (con un máster en Georgetown y un abono de la opera no habrá puerta que se te resista) y para los que tienen un buen capital social acumulado es mucho mas molón cerrar un acuerdo en un palco de Real que en el Bernabeu) . Y ahí entra la necesidad de absorber al Teatro de la Zarzuela.

El Teatro Real se ha quedado pequeño y podrían programarse más representaciones, la absorción del Teatro de la Zarzuela le pone en bandeja una segunda sede…Pero no se puede hacer todo al tiempo, todas las garantías a los aficionados de que se mantendrá la programación de zarzuela durarán lo que duren los compromisos ya adquiridos por el Teatro de la Zarzuela (estos espectáculos se planifican con mucha antelación) después desaparecerá u ocupará un papel residual. Ademas habrá victimas colaterales más allá de la Zarzuela. En el Teatro de La Zarzuela se programan regularmente ciclos de Lieder y cede regularmente sus espacios a la Compañía Nacional de Danza y al Ballet Nacional de España, compañías que carecen de un espacio de exhibición propio y que con la absorción por el Teatro Real se verán literalmente ‘en la calle’.

Y para acabar. Este modelo de privatización se convertirá en una practica común cada vez que haya algún agente económico que muestre interés por asumir la gestión de algún espacio. Era un proyecto que ya estaba diseñado desde hace años, cuando se introdujo la figura del patronazgo en las instituciones culturales publicas, pero que no tuvo el deseado desarrollo debido al estallido de la crisis del 2008, ahora que los beneficios empresariales van recuperándose puede reactivarse el interés. Hay que reconocer que es una buena idea empezar por un sector con pocos defensores, lo importante es crear precedente, en el horizonte se dibuja el probable desguace del Instituto Nacional Artes Escénicas y de la Música que será disuelto en Fundaciones Publico-Empresariales de corte similar a la existente en el Teatro Real

En resumen, el final del Teatro de la Zarzuela, si se lleva a cabo en sus actuales términos, afectará muy negativamente al conjunto de la producción cultural y no solo a los irreductibles y provectos amantes de la opera.

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