Mercedes Condés | Hoy de forma súbita nos ha dejado Luis Montes, de camino a Murcia, donde una vez más iba a defender el Derecho a una Muerte Digna, la despenalización de la eutanasia y a ser libres hasta el final. En estos momentos de pérdidas de derechos y libertades fundamentales, perdemos a uno de los grandes referentes en la defensa de los derechos en conflicto: aborto, eutanasia y objeción de conciencia. Luchó por superar los modelos autoritarios dominantes que imponen su visión ética y apostar por modelos legislativos que escuchen y atiendan las demandas de la sociedad actual. Defendió en los 80 el modelo de una Sanidad Pública y de calidad, abandonando los modelos paternalistas a los que nos tenían acostumbrados los galenos y apostando por la participación activa de los y las pacientes, no como objetos de la medicina sino como sujetos del sistema sanitario que tenían voz y voto, y sobre todo, derecho a decidir no solo al facultativo u hospital, sino a aceptar o renunciar a un tratamiento. El paciente pasaba de ser un sujeto pasivo a expensas de criterio médico a un sujeto activo capaz de cuestionar y decidir qué hacer con su vida.

La defensa de ese modelo sanitario público, que se enfrentaba al modelo paternalista y moralista del PP de Madrid, fue la excusa perfecta para dar pábulo a una denuncia anónima que acusaba a los profesionales de la Urgencia del Severo Ochoa de 400 homicidios. Una cortina de humo que por un lado lograba mermar los derechos a los pacientes del Severo Ochoa, se dejaron de practicar abortos derivándolos a clínicas privadas, y por otro sirvió para que la Consejería de Sanidad de Madrid iniciara el proceso privatizador que hoy aún vivimos. El neoliberalismo económico y político nunca ha permitido que los derechos y libertades de la ciudadanía se sobrepusieran a los beneficios del capital.

Los ataques del PP y de la caverna mediática no solo hirieron a Luis, el sufrió siempre más por aquellos compañeros y compañeras que fueron expulsados, destituidos y señalados, Luis estaba bregado de anteriores luchas.

La ciudadanía de Leganés, de Madrid y prácticamente de todo el Estado, apoyó masivamente al Dr Montes y sus compañeros/as. El famoso “Yo también soy el Dr Montes” de los profesionales o “Quiero que me atienda el Dr. Montes” de los y las pacientes, las manifestaciones masivas en Leganés y Madrid, fueron muestra clara de que la ciudadanía había progresado y daba un paso al frente en la defensa de lo público. Luis siempre decía que la primera “Marea Blanca” partió del Severo Ochoa, insistía en que se deben tomar las calles, no abandonarlas hasta conseguir nuestros derechos, porque son el terreno natural de todas las conquistas.

Hace poco le preguntaban a Luis cómo quería morir, a lo que contestaba; “No me quiero morir, pero tampoco voy a dejar mi vida en manos de terceros. Si he sido protagonista de mi vida en todos sus capítulos, también lo voy a ser en el último”. Ha sido el protagonista de muchas de nuestras vidas, como médico, como jefe, como Presidente de DMD, como compañero, como amigo, como padre, como abuelo…

Hoy Luis se ha ido, pero nos deja no solo un legado sino un encargo, seguir luchando en las calles por una muerte digna, por ser libres hasta el final, por una ley de eutanasia que no obligue a nadie pero que permita decidir a cada uno de nosotros y nosotras nuestra propia muerte. Hasta siempre, compañero.

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