Cristóbal López Pazo | Como en todas las pequeñas batallas, casi siempre gana quien más resiste. La patronal con recursos económicos ilimitados en comparación y nosotras sólo con la solidaridad de clase expresada en la organización sindical. Muchas de estas pequeñas batallas se ganan porque la patronal ante el daño reputacional que le infiere el alcance mediático de las movilizaciones de las trabajadoras prefiere asumir las readmisiones temporalmente.

Tenemos claro que estas pequeñas victorias, o más bien “no derrotas”, son insustanciales en la perspectiva general pero en la cercanía, en el codo a codo con las trabajadoras son un estímulo inconmensurable. Ni tan siquiera hace falta ese desenlace feliz, suficiente observar como se iluminan sus rostros cuando ven que estás allí para apoyarlas, que no todo en su vida es miseria y maltrato.

Estas bravas mujeres trabajadoras encargadas del mantenimiento y limpieza del Hotel Bahía de Vigo, dejaron de agachar la cabeza ante la miseria y el maltrato cuando autoorganizandose con la ayuda de la CGT consiguieron hace escasamente un año que mediante sentencia judicial se reconocieran sus derechos laborales y ser así incluidas en el convenio de hostelería.

La respuesta de la patronal: despido generalizado, las 20 trabajadoras a la calle. Despedidas para evitar el incremento salarial? No, la vitoria de las trabajadoras era más moral que material. Los despidos fueron una pura medida disciplinaria. Porque esto sobrepasa los balances económicos y empieza a ser puro sadismo, exprimir a la clase trabajadora hasta la última gota. Por qué? Porque pueden.

No puede ser una cuestión salarial el despido fulminantemente de toda las trabajadoras de este “emblemático” hotel cuando cobraban poco más de 400 euros en un trabajo tan duro físicamente como el de las «kellys». Es una cuestión de clase, de una guerra que, como el mejor truco del diablo, hicieron creer a la sociedad que no existía, que todas pertenecemos al mismo bando, porque no hay mejor esclavo que el que acepta su suerte, ya no como inevitable sino además como ineluctable.

Por supuesto que existe y existirá dicha guerra, una guerra de clases que ni de lejos vamos ganando pero ni por asomo estamos derrotadas.

Vídeo de la primera jornada de protesta:

 

Cristóbal López Pazo es militante de Anticapitalistas Galiza y de CGT Galicia.

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