Mario Aráez | A los capataces que intentan extraer lo máximo de nosotros en nuestros puestos de trabajo para su propio beneficio no les interesa que los trabajadores se organicen para parar sus abusos.  Por este motivo fue despedido Carlos Naranjo de la planta de montaje de la factoria Ford Almussafes (Valencia) en junio de 2018. Un despido fradulento, cuyo único objectivo es parar el sindicalismo combativo. Cuando los trabajadores intentan avanzar para arrancar mejores condiciones laborales, los empresarios ven disminuidos sus beneficios. 

El despido de Carlos se ha dado bajo la excusa de haber bajado su rendimiento laboral tras reincorporarse de una baja médica. Este argumento no se sostiene porque el sindicalista había tenido siempre buenas valoraciones y, de hecho, había obtenido un contrato indefinido mientras estaba en baja laboral. El motivo del despido es claro: Carlos había contactado con los delegados del Sindicat de Treballadors del Metall para denunciar la excesiva carga de trabajo que estaban soportando sus compañeros y él. La reacción de la empresa a esta denuncia fue abrirle un expediente sancionador que unos días más tarde desenvocó en un despido antisindical. 

La multinacional Ford está en plena ofensiva para debilitar los derechos de los trabajadores. La empresa lleva 5 años obteniendo grandes beneficios y pese a eso está intentando flexibilizar el trabajo mediante ERTEs  y reduciendo los salarios. La hoja de ruta que se está siguiendo plantea terminar en nuevos despidos masivos. 

El 17 de julio será el juicio en el que puede declararse la nulidad del despido. A las 11:30 en la Ciudad de la Justicia de Valencia habrá una concentración convocada por el STM-Ford y el Comité por la Readmisión de Carlos. Con el empuje y la unión de todos los trabajadores será más fácil obtener una sentencia favorable. 

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