Manuel de la Rosa | El 1 de febrero de 1980 Yolanda González Martín era secuestrada, torturada y asesinada por un comando de la organización fascista Fuerza Nueva. Acababa de cumplir 19 años. Esta joven vasca se había trasladado a vivir a Madrid, estudiaba electrónica en un centro de FP y además trabajaba. Yolanda formaba parte de la Coordinadora Estudiantil madrileña en aquel momento en representación de su centro. Un movimiento de lucha estudiantil de ámbito estatal mantenía contra las cuerdas al Gobierno de Adolfo Suárez. El asesinato de Yolanda González fue uno de los muchos crímenes de personas luchadoras perpetrados durante la llamada transición.

 

El contexto político del asesinato

El movimiento obrero mantenía en los años finales del franquismo y después de la muerte de Franco (20.11.1975) un protagonismo central en la lucha de clases, con la proliferación de huelgas laborales. También se daban movilizaciones por las libertades, la amnistía y los derechos nacionales Desde sectores del régimen se logra conformar un partido para pivotar la nueva situación política post franquista, la Unión de Centro Democrático (UCD), la cual unifica fundamentalmente a sectores proveniente del régimen. Se reinstaura la monarquía en la figura de Juan Carlos de Borbón como rey, que había sido nombrado como sucesor en la Jefatura del Estado por el Dictador.

Cuatro años después, durante el gobierno de la UCD presidido por Adolfo Suárez continuaba aún un importante repunte de la lucha obrera y popular que enfrentaba sus planes. En los tres meses anteriores al luctuoso desenlace del asesinato de Yolanda se daban fuertes luchas de la enseñanza de ámbito estatal que tenían como protagonistas al profesorado y a estudiantes de Institutos y de Universidad.

En Madrid, la coordinadora estudiantil en la que participaba Yolanda González convocaba movilizaciones del 1 a 13 de diciembre de 1979, con asambleas en los centros, con “paros activos” masivos y que culminan el 13 con una manifestación de más de 100.000 estudiantes contra la Ley de Autonomía Universitaria (LAU), el Estatuto de Centros Docentes y otras medidas de ese gobierno derechista de Adolfo Suárez. Esa misma tarde se sumaba la lucha estudiantil con la que se convocaba en el ámbito laboral por CCOO contra el Estatuto de los Trabajadores, “obreros y estudiantes, unidos y adelante” hubo cargas policiales con ráfagas de disparos directas a los cuerpos de las personas manifestantes y son asesinados dos estudiantes, José Luis y Emilio.

El 28 de enero de 1980 se produce una gran huelga de Enseñanza Media, continuaran los dias posteriores jornadas de movilizaciones. El 1 de febrero de 1980 por la noche desaparece Yolanda, que es sacada de su casa por un grupo de fascistas que se presentan con la argucia de que eran policías y la asesinan en el trayecto en coche y dejan abandonado su cuerpo en un descampado en las afueras de Madrid. En los siguientes días se producen manifestaciones multitudinarias de repudio a este execrable crimen. Al término de los funerales también se sumo una masiva comitiva.

 

Un largo camino de lucha legal y política

La pronta delación de uno de los implicados en el crimen, un policía que participó en el secuestro de Yolanda, llevó a la identificación y detención del conjunto del grupo. A los pocos días era detenido Emilio Hellín e Ignacio Abad, como autores materiales del crimen. Empezaba la batalla por el esclarecimiento de este asesinato, quiénes participaron en el mismo, implicaciones políticas y de los aparatos de estado. Posteriormente se sabe que también estaba implicado un guardia civil, Juan José Hellín (hermano de Emilio Hellín) y el policía nacional Juan Rodas Crespo.

A partir de ahí comenzaba una larga lucha por le reapertura del sumario. Dos años después se produce el procesamiento de David Martines Loza, circunstancia que contribuye a esclarecer los hechos e implicaciones políticas, aunque no se fue al fondo de ellas. Anteriormente el juez Ricardo Varón Cobos daba por cerrado el caso.

En ese proceso judicial a Martínez Loza quedó demostrada la implicación de la cúpula de Fuerza Nueva, de la que provenían las ordenes, instrucciones e infraestructura que facilitaron el crimen. Fuerza Nueva había sufragado incluso la compra de las armas. Aparece demostrado el vínculo directo de los asesinos con Fuerza Nueva, de la que todos eran militantes. En esa organización fascista española, Fuerza Nueva, era Jefe de Seguridad, el exguardia civil David Martínez Loza, brazo derecho del presidente de Fuerza Nueva, Blas Piñar. El proceso político y judicial por el asesinato de Yolanda González supuso el fin de Fuerza Nueva como partido político.

Todo esto evidencia la relación de connivencia de sectores de los aparatos de estado bajo el actual Régimen del 78 con los crímenes del fascismo español. Nunca se investigó las relaciones de estos condenados con las fuerzas represivas del Estado, a pesar de las pruebas evidentes, como el tipo de material y armamento usados o el que algunos miembros fueran guardias civiles y policías nacionales.

 

Hellín y sus cómplices

La mayoría de los implicados fueron condenados a distintas penas, los autores materiales del crimen, Emilio Hellín a algo más de 43 años e Ignacio Abad a algo más de 28 años, el resto a 6 años y el jefe de Fuerza Nueva, a 6 años de prisión menor como autor por inducción del secuestro de Yolanda.

La prisión del principal condenado, Emilio Hellín no va a suponer un punto y final. En agosto de 1980 realiza un primer intento de fuga. A pesar de ello obtiene un permiso penitenciario en febrero de 1987 de la prisión de Zamora, a la que no regresará y se traslada con DNI legal con toda su familia a Asunción (Paraguay), donde colaborará con los servicios de inteligencia de la dictadura del general Stroessner.

En su cómodo destino, en el que tenía importantes negocios, es localizado el 1989 por el periodista de Interviú José Luis Morales que publica su paradero. Una campaña de denuncia llevó a la entrega del encausado por parte del Paraguay, ya sin Stroessner, en septiembre de 1989, ingresando en prisión, aunque por poco tiempo.

En julio de 1995 fue clasificado en tercer grado penitenciario y un año después consiguió la libertad condicional. Había estado en prisión en total 14 años de los 43 años que había sido condenado.

En febrero de 2013 otro periodista desvela que el autor de aquel brutal crimen había colaborado con el Ministerio del Interior como asesor de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en investigación criminal durante los años 2006, 2008, 2009, 2010 y 2011, unos servicios por los que había cobrado 140.000 euros.

En un Curriculum vitae fechado en noviembre de 2017 Hellín aseguraba ser también profesor de la Escuela de Policía de la Comunidad de Madrid, instructor de funcionarios del Ministerio de Defensa y asesor de magistrados y fiscales. En esas actividades para el Ministerio lo había hecho tanto durante mandatos del PSOE como del PP. Parece que también fue asesor de algunas otras policías autonómicas, como los Mossos d´Escuadra o la Ertzaintza.

 

El asesinato de Yolanda, 40 años después

Hoy 40 años después, no nos olvidamos de Yolanda González, como no nos olvidamos de otros asesinatos perpetrados en el Estado español. Yolanda es una de las últimas víctimas que se produjeron vinculadas a elementos del régimen anterior, o inspirada por ellos. Fueron muchas las víctimas que demuestran que la transición no fue pacífica.

Tanto en Madrid como en Vizcaya se le han hecho algunos homenajes. Algún centro escolar, centro social, plaza o calle llevan su nombre. Pero sobre todo, permanece en la memoria colectiva como ejemplo y como denuncia permanente frente a la intolerancia y la amenaza del fascismo. Sobre el caso del asesinato de Yolanda González hay multitud de artículos, así como libros y algunos documentales.

El asesinato de Yolanda fue una prueba más de los lazos que unían a sectores de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad con grupos fascistas. El papel de la justicia entonces y ahora demuestra que el fascismo y la extrema derecha siguen mediatizando sus decisiones en bastantes casos y en el juicio por Yolanda fue palpable.

Hoy recordamos a lo que paso hace 40 años a una compañera de combate, asesinada porque era joven, mujer, revolucionaria y vasca. Yolanda era natural de Vizcaya, de familia obrera, se inició en el activismo político primero en las juventudes socialistas ya en ruptura con el PSOE y luego en el trotskismo. Era militante del Partido Socialista de los Trabajadores en el momento de su asesinato.

Yolanda González ha quedado para la historia de la lucha social en el Estado español como una persona que se implicaba desde su realidad cotidiana “por cambiar el mundo de base”, que creía en la lucha de clases como motor del cambio y combatía por un horizonte socialista para la humanidad.

Dos cortos interesantes:

https://www.eitb.eus/es/television/programas/360-grados/impunes-condecorados/videos/detalle/5983828/emilio-hellin-moro-ultraderechista-condenado-asesinato-yolanda-gonzalez/

Dos documentales que tratan el caso:

https://www.naiz.eus/es/mediateca/video/yolanda-en-el-pais-de-lxs-estudiantes-documental

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