Moisés Fernández Rico | Estamos en un momento de aumento de conflictividad. En estos últimos dos o tres años, debido a la aplicación más radical de las reformas laborales del PP y del PSOE, ha habido un aumento de conflictividad. Se han dado muchas victorias del lado de la clase obrera, como por ejemplo Cacaolat con sus mejoras gracias al apoyo del pueblo.

No todos los conflictos se saldaron con victoria. Algunos como el de Amazon en su centro de San Fernando de Henares, hicieron unas huelgas con un seguimiento enorme, la primera, la de marzo del 2018 con más del 95%. Esto y las sucesivas huelgas a lo largo de todo el 2018, paralizaron parte de las medidas más lesivas que quería implantar Amazon para abaratar los costes laborales. Tras la huelga convocada en Enero de 2019, la plantilla intenta llegar a un acuerdo sin la presión de la calle ya que Amazon argumentaba que con la amenaza de una huelga no se sentaba a negociar.

En este momento, después de 12 meses sin movilizaciones en la calle, habiendo presentado propuestas conjuntas de todos los sindicatos para tratar de llegar a un acuerdo y finalizar el conflicto, la postura de Amazon es: “se está revisando”. Vemos los resultados, no contesta a los intentos de solucionar el conflicto por la parte social y ya, sin la presión de la calle, campan a sus anchas despidiendo a 7 trabajadores indefinidos en el mes de enero de 2020. Sus causas: estar enfermo, actitud, hablar mal al jefe de área, baja producción…. cualquier argumento es válido para terminar reconociendo la improcedencia. El problema es que el trabajador/a ya no vuelve a recuperar su puesto de trabajo.

Con esto podemos observar que desde el comienzo del conflicto nunca habían llegado a despedir 7 personas en un solo mes, pero si dejamos de tomar las calles Amazon creerá que puede actuar como quiera y aplicar la parte de la legislación que le interese, esa parte que es la más lesiva para una plantilla.

El paso del tiempo hace mella en un conflicto todavía vivo, crea una apatía, la calle no se moviliza y corre el riesgo de no poder seguir luchando contra este gigante que destrozará la sociedad. Con esto advertimos que, si no nos replanteamos volver a tomar las calles y paralizar los procesos productivos, Amazon se sentirá libre de hacer lo que le venga en gana y seguirá recortando derechos que hasta ahora disfrutamos, hasta quedarnos con el mínimo legal que le obligue la legislación en cada momento. Por todo esto y como un compañero me recordaba esos cánticos de mayo del 68 como por ejemplo “las barricadas cierran la calle, pero abren el camino” indicándonos de que solo a través de la lucha obrera mantendremos los derechos que tenemos y conquistaremos los derechos que hemos perdido en estos años de crisis.

Vivimos un momento de incertidumbre, no nos dejemos adormecer por los signos políticos y organicémonos para recuperar lo perdido. Llenemos las calles, un pueblo solidario y unido puede cambiar la sociedad. Los derechos nunca los regalaron y no se conquistaron en los despachos.

Salud y rebeldía.

Moisés Fernández Rico es trabajador de Amazon.

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