Redacción Galiza | Inditex lanzaba un globo sonda al inicio de la pandemia, con el anuncio de que el cierre de las tiendas y la pérdida de ganancia prevista para este ejercicio fiscal, traería un ERTE para sus empleados. El trabajo de la maquinaria mediática no fue suficiente para que la opinión pública lo aceptara y se vieron obligados a dar marcha atrás, gracias también al inmenso trabajo sindical y a la lucha de sus trabajadoras y trabajadores.

Sin embargo, Inditex no sería posible solo con su personal directo y la mejor forma de lavarse las manos y ahorrar costes de producción es precisamente la externalización. Esas empresas son igual de responsables de los éxitos de la multinacional, pero también son las primeras que se quedan en la estacada cuando necesitan ralentizar la máquina.

Hoy os hablamos sobre una de esas compañías que no tienen nada que ver con esa imagen ejemplar que nos quieren vender, pero que opera con total impunidad a la sombra del gigante.

Top Wash es una de esas empresas invisibles que se encargan de lavar, teñir y realizar acabados como el desgastado y los rotos de los vaqueros que inundan escaparates y calles. Un negocio millonario propiedad del ex jugador del Deportivo, Jaime Agulló y de José Benito Caamaño que acaban de despedir a 8 de sus trabajadores a pesar de haber facturado 6.46 millones de euros el año pasado con su único cliente: Inditex.

Gran parte del personal empezó a trabajar siendo a penas unos adolescentes cuando el trato consistía en soportar condiciones laborales y de salud sumamente precarias a cambio de que no faltara trabajo. Estos trabajadores aprendieron el silencio y la sumisión de unos jefes déspotas y abusadores que nunca dudaron en amenazar con el cierre de la empresa y, en consecuencia, con despidos, ante cualquier acto de protesta o petición de mejora, llegando incluso a intentar influir en sus resultados de las elecciones sindicales.

Esta empresa nace, como muchas otras, en plena expansión de la industria textil en la comarca coruñesa. En esos momentos Inditex y todas sus empresas subsidiarias conforman una fuente de empleo importante para una buena parte de la juventud de Arteixo y A Coruña. Sin embargo, la deslocalización hacia países empobrecidos donde pueden producir a un coste muchísimo más bajo y sin apenas regulaciones, hace perder muchos de esos trabajos. A pesar de eso, Top Wash, ubicada al lado del centro logístico de la multinacional, consigue sobrevivir debido a realizar uno de los últimos procesos antes de ir a las tiendas y la necesidad de inmediatez en el trabajo y en la entrega.

Sin embargo, en los últimos tiempos la fórmula de silencio por trabajo se rompió, ahora se trata de abaratar el coste del trabajador y, por tanto, sus derechos. Subirse al carro de la tecnologización, animados por Inditex, les proporcionó la oportunidad, no de mejorar la seguridad de los operarios (que continúan utilizando productos tóxicos de manera manual), sino para prescindir de trabajadores.

La otra cara de la moneda fue el cambio de actitud de parte de sus trabajadores que comprendieron que la unión y la lucha sindical es la única forma de defender sus puestos de trabajo. Entendieron que la realidad de Top Wash es que solo hay mejoras cuando se necesita cumplir los estándares de calidad y evitar los escándalos públicos que tanto preocupan a Inditex. Ahora protagonizan, por primera vez en sus treinta años de historia de la empresa, una serie de movilizaciones convocadas por la CIG para los días 15 y 18, pidiendo la readmisión de sus ocho compañeros y compañeras despedidos.

La crisis del Covid fue la excusa perfecta para reducir la plantilla y, de paso, librarse de una parte importante de trabajadores que resultan molestos para la empresa. Top Wash tomó esta decisión tras la renovación de un ERTE que duró tres meses y tras decidir eliminar el turno de la noche para ahorrar costes.

El despido en bloque de 8 trabajadores es una práctica que empieza a ser habitual en Top Wash y existe una alta probabilidad de que se repita en tres meses. Hace tres años la empresa ya despidió a 9 empleados con la intención de eludir un ERE que necesitaba de la negociación con un Comité de empresa incómodo que no está dispuesto a vender a sus compañeros y compañeras. La razón aludida por la empresa, antes como ahora, era la mala situación económica y la necesidad de reorganización, la realidad es que sustituir trabajadores fijos por eventuales y ETTs les permite seguir enriqueciéndose a costa de la precarización de sus empleados. Meses después de esos despidos, el número de trabajadores continuó a ser el mismo, en ocasiones incluso superior.

Lo que viene a demostrar esta situación es que la estabilidad del trabajo en el sector textil tiene los días contados y la crisis del Covid destapan la intención de unas empresas a las que les interesa más seguir aumentando su margen de beneficios que garantizar un empleo de calidad. La realidad es que Top Wash no despide a 8 empleados, sino que decide eliminar puestos fijos en una empresa con beneficios, aprovechándose de las características del propio capitalismo.

Puede que las despedidas de Top Wash no sean más que un pequeño punto dentro de una gran maquinaria globalizada que se enriquece a costa de las vidas y la salud de las personas. Sin embargo, mientras Inditex y sus subcontratas eluden su responsabilidad haciendo pagar a los trabajadores y trabajadoras cada crisis capitalista, la clase obrera dará un paso adelante para defender sus derechos.

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