Traducción del artículo “Homophobic hate in Uganda” en el número 579 de la revista International Viewpoint, de abril de 2023.
Paul Martial | En 2014, los diputados del parlamento de Uganda aprobaron una ley que castigaba la homosexualidad con sentencias que podían llegar hasta la pena de muerte. Esta decisión fue censurada por el Tribunal Supremo del país. Aún así, los diputados ugandeses este año volvieron a lanzar una propuesta de calibre similar: el pasado 3 de mayo aprobaron la Sexual Offenses Bill, que bajo un discurso de prevención de la violencia sexual criminaliza la homosexualidad. Ante ello, es necesario reforzar la solidaridad internacional con la comunidad LGBTI.
Una de las peores leyes LGBTIfóbicas en África
En medio de la vorágine homofóbica del Parlamento de Uganda, se ha producido una escalada en términos de repressión. Si el proyecto de ley inicial incluía una pena de diez años de cárcel para aquelles que mantuvieran relaciones sexuales entre personas de su mismo sexo, tras el debate el texto se endureció hasta la inclusión de la pena de muerte. De los 529 diputados del Parlamento, 389 estaban presentes y sólo dos votaron en contra. Esto significa que más de un centenar de los parlamentarios presentes optaron por mantenerse al margen del debate eligiendo la política de la silla vacía. Por parte de la oposición, la Plataforma de Unidad Nacional acogió favorablemente la ley.
La ley aprobada –Sexual Offenses Bill– prevé la cadena perpetua o la pena de muerte en determinados casos. También obliga a cualquier persona, incluidos familiares y amigos, a denunciar a las autoridades a cualquier personaa gay o lesbiana que conozcan, y prohibe alquilar viviendas a parejas de mismo sexo.
Los homosexuales no son los únicos que la ley ha situado en el punto de mira: aquellos que ‘promuevan’ la homosexualidad también seran potencialmente culpables. Pues, se trata de una noción vaga que permite reprimir a los activistas de derechos humanos que defiendan a los homosexuales. SMUG (Sexual Minorities Uganda), una organización contra la discriminació, ya fue prohibida en agosto de 2022.
Despotricar contra los homosexuales
Obviamente, las políticas homófobas en África tienden a revestirse de un discurso de carácter anticolonial. Se dice que la homosexualidad fue introducida por los colonos y el Occidente decadente. Este discurso niega la realidad de que las prácticas homosexuales existían mucho antes de la colonización. Los términos que se refieren a ella se encuentran en muchas lenguas africanas como el Kirundi, el Kiwahili, el Hausa, el Herero, el Xhosa, el Bafia o el Wawihé.
De hecho, en la mayoría de los países africanos, el arsenal legislativo represivo contra la homosexualidad se remonta al período colonial.
Los homófobos africanos que se ofenden ante la solidaridad de activistas antidiscriminación en los países occidentales deberían poner orden en su propia casa. Como dijo Fox Odoi-Oywelowo, uno de los dos que lucho valientemente contra esta ley: “El año pasado me dijeron que, las comunidades pentacostales, se gastaron más de 26 millones de dólares en África Oriental para –de nuevo– promover esta ley contra la homosexualidad”. Una de sus acciones es organizar ‘Desayunos de Oración’ en todo el país cada sábado, dónde destilan discusos de odio hacía los homosexuales, y del que ampliamente se hacen eco los líderes de la comunidad musulmana del país.
El imperativo de la solidaridad
La promulgación de esta ley depende de la firma del presidente Yoweri Museveni. En 2014 ya acceptó una ley similar y sus comentarios homófobos no dejan lugar a dudas de sus intenciones, a menos que haya una fuerte presión internacional. De hecho, la aprobación de esta medida podría suponer a día de hoy una pérdida significativa de las ayudas que recibe el país. La Unión Europea y los Estados Unidos han expresado su profundo desacuerdo con una ley que no respeta la declaración de la Unión Africana de que “todo individuo tiene el deber de respetar y considerar a sus semejantes sin discriminación”.
Hay que ampliar las movilizaciones de solidaridad, en colaboración con las organizaciones de defensa de los derechos lgbti, tanto en Uganda como en todo el continente. Debemos exigir que nuestros estados, al igual que la Unión Europea, se comprometa a ofrecer sistemáticamente el estatuto de refugiado a todas las personas perseguidas por su orientación sexual.
