Patricia Grela González | La transformación digital y los avances tecnológicos de las últimas décadas se ha convertido en una oportunidad para que las empresas puedan ahorrar costes en mano de obra. Plataformas digitales, venta online y creación de nuevos modelos de negocio que han ido mucho más rápido que las adaptaciones legales e incluso que los debates sobre su impacto en el planeta y en el empleo.

En la última década hemos visto cómo la precarización del empleo ligado a estos avances no ha hecho más que aumentar, llegando a crear un nuevo concepto como la “uberización del empleo” para describir el grado de inestabilidad y explotación que supone para la clase obrera que se ve cada vez más vulnerable ante el avance del “capitalismo digital”.

Este nuevo modelo económico está reconfigurando no solo las relaciones laborales sino también nuestros hábitos de consumo y las propias relaciones sociales. Esta nueva sociedad digital tiene a las generaciones más jóvenes en la diana de los que buscan aumentar sus ventas a su costa, pero también son los más vulnerables ante el escenario que se les dibuja en el plano social, ecológico, económico y laboral. 

La necesidad de defendernos, de luchar para garantizar nuestras condiciones materiales es cada vez más urgente, ante la precarización y la oleada de pérdidas de puestos de trabajo, sin alternativas, urge organizarnos. 

Las multinacionales, siempre a la vanguardia de la precarización, están acelerando sus planes de digitalización y transformación empresarial e Inditex no iba a ser una excepción.

En junio de 2020 Inditex presentaba la actualización de su plan estratégico: Horizonte 2020 centrado en el impulso del comercio online y la actualización de la plataforma integrada de sus tiendas.

En medio de una pandemia a escala global y su consecuente crisis económica, Inditex aprovecha para anunciar su plan de cerrar entre 1000 y 1200 tiendas, de las cuales 250 o 300 estarán ubicadas en el Estado español y donde destacaría la intención de cerrar las tiendas de las marcas jóvenes (Bershka, Pull & Bear y Stradivarius), en un principio, en el continente asiático.

El objetivo estaba claro desde el principio, con una inversión de unos 2700 millones de euros la compañía apuesta por la digitalización y el comercio online para poder prescindir, paulatinamente de sus empleadas de tienda (la mayoría mujeres) y los costes asociados.

Siguiendo su pauta habitual, la multinacional se apuró a cerrar un acuerdo cosmético con los sindicatos mayoritarios a nivel estatal (CCOO y UGT) que si bien prometía conservar los puestos de trabajo con reubicaciones del personal en otras de sus tiendas, dejaba en el aire la garantía de los derechos adquiridos, lo que supondrá en la práctica la pérdida de puestos de trabajo por no poder asumir las nuevas condiciones impuestas. 

El texto del acuerdo dejaba claro que no se iban a garantizar los horarios ni las jornadas, incluidas aquellas adaptaciones por motivos de conciliación “Se requerirá la adaptación de los horarios a las necesidades de la tienda de destino”. Por otro lado, los contratos a tiempo parcial tampoco están asegurados ya que Inditex reconoce en dicho texto “la posibilidad de alternar períodos de actividad y no actividad a lo largo del año”

Este nuevo modelo de tienda digital ya fue puesto en entredicho hace dos años cuando las trabajadoras gallegas y las delegadas de la CIG, advertían del riesgo de ser “sustituidas” por las nuevas tecnologías. En aquella ocasión se les empezaba a imponer las cajas de autocobro y un modelo de tienda de gran formato donde ya se percibía como podía poner en riesgo cientos de puestos de trabajo.

Ahora esas mismas trabajadoras vuelven a salir a la calle al ver que su sospecha era real, ante la confirmación de cerrar 5 tiendas de la compañía en Galiza que las deja sin ninguna garantía .

El plan de Inditex es cerrar 23 tiendas en Galiza hasta el 31 de enero de 2023. Una decisión que “no obedece a causas productivas ni organizativas” como ha reconocido la propia multinacional y nos recuerda Carmiña Naveiro, presidenta del Comité de Empresa de Zara de la provincia de A Coruña, dependienta de Zara en Santiago y Secretaria de Acción sindical de la CIG Servizos.

“Actualmente está confirmado el cierre de Zara Home de As Cancelas, en Santiago; Massimo Dutti en Ourense, Lugo y la sección de caballero en Marineda (A Coruña) y nos han comunicado el cierre de Uterqüe en Santiago el día 13 para cerrar el 24 de este mes” nos indica Naveiro. “Han anunciado a bombo y platillo que va a garantizar el empleo, pero todas somos conscientes de en qué condiciones se van a recolocar”.

La multinacional se ampara en el acuerdo estatal antes citado, el cual la CIG, así como el sindicato ELA en Euskadi, ponen en duda por la falta de garantías. Las principales reivindicaciones de la CIG, en este caso, son que se les recoloque en la misma ciudad ya que “ les sobran medios para reubicar a las trabajadoras en otras tiendas del grupo” y que garanticen los derechos y condiciones que tienen actualmente las trabajadoras afectadas. La delegada de la CIG considera que a pesar de que la empresa dice que garantizará el empleo “ no se garantiza ni las condiciones económicas, ni salariales, ni de incentivos, incluso las trabajadoras con reducción de jornada podrían ver afectados sus acuerdos horarios, imposibilitando que puedan hacerse cargo del cuidado de sus hijos”.

Las empleadas piden que se les respete y que se cumplan sus derechos ya que “siempre somos las más perjudicadas a pesar de los años que llevamos trabajando para la empresa”.

Con este giro hacia la digitalización y el comercio online, Inditex se saca la careta y abandona por completo ese modelo de tiendas en el que presumían de respetar a sus dependientas y sus opiniones por ser el corazón de la compañía. “Dejan claro que son una empresa más que se aprovecha de la situación de la pandemia para sanear las cuentas a costa de las trabajadoras” lamenta la presidenta del comité. Por otro lado, a pesar de que el plan insista en hablar de sostenibilidad a toda costa, se desmorona su estrategia de greenwashing intentando hacer pasar por “sostenible” una forma de comercio con un gran impacto ambiental. 

Una vez más, volvemos a ver como su estrategia comunicativa acaba chocando con sus propias acciones y esto lo acaban pagando las trabajadoras: “el día 5 de enero sale haciendo donaciones de cajitas para recién nacidos de Zara Home, cuando sus trabajadoras van a ser unas de las principales afectadas por la decisión del cierre de tiendas”.

Ser la principal compañía textil a nivel internacional ya no es suficiente para Inditex y ante el crecimiento de la venta online durante la pandemia,que le ha permitido pasar de tener pérdidas en el primer trimestre de 2020 a registrar un beneficio acumulado de 671 millones de euros a finales de año, ha decidido pisar el acelerador en su transformación digital para llegar a su objetivo de facturar una cuarta parte de las ventas en este formato.

Ante los anuncios de la empresa a golpe de titular, pero sin ninguna garantía, las trabajadoras tienen claro que seguirán reivindicando sus derechos y ya han convocado tres días de huelga y concentraciones en la tienda de Uterqüe de Santiago de Compostela el 21, 22 y 23 de enero y concentración en Zara Home As Cancelas en la misma ciudad, el 22 de enero a las 13h.

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Escrito por:

Patricia Grela González
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