20 de diciembre de 1976, Madrid

Ángel Almazán Luna

Ángel Almazán iba por la Av. de Gran Vía en la manifestación a favor de la abstención en el referéndum que se celebraba ese mismo día y que había convocado el Partido del trabajo de España (PTE) cuando, siguiendo la regla no escrita de la Transición, la policía armada cargó. Todos los manifestantes salieron corriendo sabedores de que si la las fuerzas de “seguridad” te daban saldrías perjudicado de una forma u otra.

Ángel intentó esconderse en un portal hasta que pasara la marabunta, con tan mala suerte que fue visto por los policías, que entraron y le dieron una paliza a base de culatazos, patadas, puñetazos y demás barbaridades posibles. Esta vez se le fue la mano y fueron conscientes de que el chaval estaba grave. Discutieron entre ellos sobre qué decir en el hospital y, una hora después, le llevaron a La Paz.

¿Qué le había pasado a Ángel según la versión oficial? Que estaba corriendo y se golpeó con una farola; la farola debía tener piernas, brazos y porra, de otra manera no se entiende que tuviera la cara desfigurada.

Lo siguiente ya le hemos leído varias veces, la policía monta guardia en la habitación, que no deja pasar nada más que a los familiares que terminan en estado de shock al ver el estado de Ángel, pero no ponen ni a un policía custodiando el historial médico ni el parte de defunción, que desaparecen. Cinco días después muere agonizando en la UCI.

Los policías tienen que declarar ente un juzgado compuesto por miembros de la propia Policía Armada y el caso termina en un tribunal militar que lo cierra antes de abrirlo.

Sólo llegado 2007 su hermano consigue que el caso pueda acogerse a la Ley de la Memoria Histórica que reconoce a los familiares de las personas que murieron entre el 1 de enero de 1976 y el 6 de octubre de 1977 con una indemnización de 135.000 €, aunque su madre, con Alzheimer, ya no estaba en condiciones de acordarse de su hijo Ángel.

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