Jesús Eladio Sánchez López | El pasado jueves 4 de junio, cerca de un millar de vecinxs nos concentramos en la Plaza de la Concha, justo al lado del Auditorio del Parque Aluche, convocados fundamentalmente por las diferentes redes de apoyo mutuo y otros colectivos, y como muestra de agradecimiento por la enorme solidaridad demostrada por todo el barrio durante las últimas semanas y en respuesta a la grave incidencia que ha tenido la pandemia en los sectores más vulnerables y precarizados del mismo.

Pero también en defensa de unos servicios públicos de calidad y contra los recortes. Esto marca un matiz diferencial fundamental más allá de la imprescindible solidaridad. Y es que es necesario visualizar otro modelo de sociedad que priorice las necesidades de los más débiles y toda vez que el sistema neoliberal ha mostrado toda su ineficacia y miseria ante las situaciones de desastre, justo cuando la respuesta colectiva y colaborativa debe ser más fuerte. 

Cumpliendo de forma ejemplar con las normativas de seguridad, manteniendo las distancias y siempre con mascarillas (no hubo una sola persona que no la portase), los vecinos fueron acercándose entre las 20 y las 20:30 horas. Varios de ellos se situaron detrás de una pancarta que rezaba Sanidad Pública. Una de las muchas que se han desplegado en los balcones de todo el Distrito durante el confinamiento. También hubo otras que se colocaron en las vallas del recinto y distintos carteles que portaban mensajes como: En los barrios más inversión social y menos caridad o La Sanidad Pública no resiste sola. Durante más de media hora los asistentes corearon consignas como ¡Aluche barrio vivo!, ¡Sanidad Pública! y ¡Ayuso Dimisión! Las cámaras del programa Madrid Directo, de TeleMadrid, recogieron algunos momentos previos a la llegada masiva de manifestantes.

El tejido asociativo de Aluche impulsado por Asociaciones como la Asociación de Vecinos de Aluche (AVA), Casa Autogestionario Barrio Aluche (CABA) o Latina en Lucha, ha ejercido desde el primer momento un liderazgo importante en la labor de coordinación de toda la ayuda prestada. Así, esta labor se ha ido contagiando y repartiendo a muchos otros barrios como Batán, Los Cármenes, Campamento e incluso a lugares que en el acervo popular se han identificado en muchas ocasiones como pertenecientes a Aluche en su directa proximidad y en los espacios comunes que comparten, pero que tienen identidad propia como Las Águilas o Cuatro Vientos.

Precisamente en el barrio de Las Águilas se originó durante las primeras semanas del Estado de Alarma una iniciativa que culminó en lo que actualmente es el Grupo de Apoyo Vecinal de Las Águilas, formado por cerca de un centenar de voluntarios y que reparte comida cada semana a cerca de 200 familias en situación de vulnerabilidad dentro del propio barrio. El Grupo se articula a partir de diferentes comisiones de trabajo perfectamente organizadas y que han recuperado mucha de la movilización que este sector de Latina había perdido en los últimos años. Desde el AVA nos han reconocido que la labor de este grupo de apoyo ha supuesto un balón de oxígeno para la propia Asociación de Vecinos de Aluche. Recordemos las largas colas que pudieron ser mostradas por diferentes medios de comunicación y que son muy ilustrativas de los padecimientos de un Distrito muy golpeado ya en la anterior crisis.

Como el AVA, en Aluche, Somos Tribu en Vallecas o La Piluka en Fuencarral, decenas de espacios de autogestión se han ido abriendo paso en todo el Municipio de Madrid y en la Comunidad. Frente a la inacción del propio Ayuntamiento o los delirios del mal llamado modelo de colaboración público-privado de la presidenta Ayuso, la ayuda vecinal ha llegado a donde las instituciones no han podido o no han querido hacerlo. Una mezcla de intereses e ineficacia, que es incapaz de hacer frente al rastro de pobreza y necesidad que la crisis derivada del Covid va dejando. Pero nada cambiará si no se hace frente desde abajo a todas estas políticas de saqueo de lo común y en beneficio de aquellos que financian las campañas electorales de los partidos del Régimen.

Sólo la organización colectiva y un firme deseo de cambio que vaya un poco más lejos de la propia empatía con la precariedad, puede propiciar que el movimiento desborde las estructuras de un modelo corrupto que no vacilara un instante en retomar su permanente búsqueda de nuevos nichos de negocio con lo que es de todas. El propio gobierno de la CAM ya amenaza con eliminar 14.000 nuevas plazas de la Educación Pública para el siguiente curso.

Llueve sobre mojado y quizá pueda ser la Educación el nuevo foco de oportunidad para las élites, toda vez que la emergencia sanitaria va a estar mucho más visualizada. Tampoco el modelo de endeudamiento propuesto por el gobierno progresista augura un recorrido demasiado exitoso y recuerda a recetas ya fracasadas, aunque las intenciones puedan ser más honestas en esta ocasión y por parte de los sectores del ala izquierda del mismo. Desde la solidaridad y el sentimiento más noble de ayuda al más cercano (vecinos que ayudan a vecinos) debe impulsarse la Marea definitiva que reclame y exija a las élites el pago de una factura que deben con intereses.

Activista de Latina y militante de Anticapitalistas Madrid.

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