Roser Garí Pérez | El congreso de Palestina que iba a tener lugar en Berlín este fin de semana (12-14 de abril) ha sido prohibido por la policía. La “razón”: puede ser que muestren contenido antisemita, que llame a la violencia contra judíos o niegue el holocausto. La verdadera razón: Israel y su defensa están por encima de todo, incluidas las libertades en este país. Los ciudadanos y asociaciones que ahora se regocijan de que por fin se haya conseguido prohibir el congreso donde se iba a hablar de la situación en Gaza y la complicidad de Alemania en el genocidio serán ellas también acalladas por el represivo aparato de estado y su propagandística prensa en un futuro no muy lejano cuando se salgan de la línea de pensamiento marcada por las autoridades, como la historia de este mismo país nos ha enseñado.

El estado alemán está sobrepasando demasiados límites democráticos en la represión de la solidaridad con palestina y cruzándose al autoritarismo. El derecho a reunión, a manifestación, la libertad de expresión y de prensa están siendo atacados y disminuidos en su frenética y errática lucha contra el antisemitismo. En esta lucha a la desesperada para resarcirse de su pasado genocida, activistas y asociaciones judías están siendo canceladas, arrestadas y criminalizadas mientras políticos antisemitas de extrema derecha como Höcke de Alternativa por Alemania son invitados a debates en la televisión, donde afirma que el antisemitismo es importado y que hay que cerrar fronteras. Su discurso está calando con una buena parte de la sociedad alemana, que ha decidió resarcirse del holocausto derramando sangre palestina.

Está represión e histeria colectiva anti-anti-semita que tiene ensimismados al gobierno alemán y una buena parte de la sociedad que ignora y/o blanquea los horrores y atrocidades que está cometiendo Israel en Palestina desde hace 76 años, culminó ayer con el boycott del congreso palestino en Berlín. Prohibieron la entrada en Alemania del Dr. Ghassan Abu Sitta, rector en la universidad de Glasgow y cirujano en Gaza que estaba invitado como ponente al congreso y tras el asalto de la policía a la sala de conferencia, arrestaron a tres personas, dos de ellas judías. La desproporción de la actuación roza lo cómico, ya que la policía entró en la sala, cortó la electricidad y prohibió a los asistentes retransmitir en directo sus acciones, tan solo un par de horas después de haber obligado a los organizadores permitir la entrada de prensa sionista en nombre de la libertad de expresión. Hoy sábado, tras los acontecimientos de ayer, lejos de dar marcha atrás el gobierno alemán ha prohibido toda actividad política en Alemania presente y por zoom al ex Ministro de economía griega y miembro de Mera25 Varoufakis. Mientras la ministra de interior se Nancy Faeser declaraba “Cualquiera que difunda propaganda islamista y odio contra los judíos debe saber que será perseguido de forma rápida y consecuente», sobre el congreso que no se celebró, o lo que es lo mismo, la policía hoy en Alemania es policía del pensamiento. La vergüenza ajena es un concepto que no se entiende en Alemania, pero que sentimos todos los activistas pro palestina en este país.

La presencia policial en la capital durante este fin de semana con efectivos traídos del resto del país deja clara la posición de las autoridades, cualquier crítica a Israel, sus políticas o a la complicidad alemana con el genocidio va a ser criminalizada y acallada caiga quién caiga. Pero lo que está cayendo es la imagen internacional de Alemania que está mostrando al mundo su verdadera cara racista, supremacista blanca y genocida. La posición de Alemania como país cuna del humanismo defensor de los derechos humanos se está viendo teñida no solo por su pasado nazi, sino por su presente autoritario y represivo.

Escrito por:

Roser Garí Pérez

Activista por derechos de los animales. Proyecto Gran Simio.

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