LA MEMORIA

Existen miles de historias
no contadas.

No es casual.

No se olvidaron
en un autobús destino a un barrio obrero,
ni se vendieron al mejor postor
en una subasta de recuerdos.

No se perdieron
por azar en la última mudanza
entre regímenes políticos,
ni siguen tendidas al viento
en el tendal oxidado de una casa deshabitada…

Son un sinfín de historias
de violencia
y supervivencia.

Son un sinfín de historias
de mujeres
de brujas quemadas en la hoguera
de locas, histéricas, embarazadas, adúlteras, peligrosas
de mujeres de preso, de fusilado, de desaparecido
de escritoras, artistas, ingenieras, madres, prostitutas…

Son historias de mujeres
encerradas
en la cárcel,
en el manicomio,
en la casa.

Cada vez que alguien narra
una de estas historias
alrededor de una hoguera
en el sótano de una librería de viejo
o en una calle bajo un portal con el número 5

siento una punzada en el pecho
se me enciende la impotencia
y grito toda la memoria histórica
que me ha sido negada
hasta que
salta un cordón
del ojal del corsé
de mis ancestras.

Entonces
puedo verlas
como una hilera de cuerpos
que se dan la mano
y sonríen
victoriosas
mientras me recitan
al unísono:

María,
acuérdate de recordar.

(María Monjas)

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