Rosa Pérez | 2 de junio de 2017. Fue un día grande. Esa mañana mi hijo de 8 años se levantó con ilusión para ir al cole. No tenía que ponerse la ropa de siempre sino su bañador, echarse al hombro la toalla de playa y coger el cubo y la pala en vez de la mochila. La AMPA nos había convocado por el grupo de whatsap del cole a todos los papás y mamás y a los niños y niñas a acudir a la puerta del cole como si fuésemos a la playa. ¡Y venía la tele a grabar!

Bajo el hastag #AulasSiSaunasNo empezó el movimiento en las redes sociales. Y desde entonces no ha hecho más que crecer. De ahí saltó a los medios de comunicación y todo el mundo se dio cuenta de algo en lo que no había reparado hasta entonces: los centros educativos públicos desde infantil a Bachillerato y Formación Profesional, pasando por Primaria y Secundaria, son los únicos edificios públicos que en Andalucía no están climatizados. Y ello, a pesar de que en esta tierra nuestra el sol es de justicia desde abril/mayo hasta casi octubre, situación agudizada en los últimos años cuando el cambio climático empieza a notarse.
Cansadas de buscar maneras de solucionar este problema y de acudir al Ayuntamiento y a la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía, las AMPA decidimos unir fuerzas y así nació allá por Feria “Ampas de Sevilla Escuelas de Calor”.

Ha sido y es un movimiento asambleario, levantado a pulso entre hombres y mujeres que, al margen de nuestras vidas fuera de la escuela, aquí no somos más que padres y madres unidas desde abajo en una causa común: lograr la climatización sostenible de los colegios e institutos públicos a los que acuden nuestros/as hijos/as.

Estamos firmemente convencidas de que nuestra lucha es justa, de sentido común y de responsabilidad con lo común, lo de todos/as. Porque de todos y todas es la Educación Pública y a todos y todas nos toca defenderla.

El sistema educativo andaluz hace aguas por todas partes y más aún desde que el gobierno andaluz empezó a meter tijeras aplicando esas políticas de austeridad que supuestamente iban a ser temporales y nos iban a sacar de la estafa llamada, eufemísticamente, crisis.

Habrá quien piense que las madres estamos exagerando y que queremos tener a los niños entre algodones, o que los padres bien podrían exigir otras cosas más importantes que hacen falta en los centros. Pero eso es fácil de decir desde casas, oficinas y hasta coches con aire acondicionado.

Nuestros hijos no pueden continuar siendo faltados al respeto y sometidos a jornadas escolares en aulas a más de 30ºC. Nuestras hijas no tienen por qué salir a patios que son páramos sin una mala sombra, sin un solo árbol bajo el que cobijarse. Ya basta de sangrar por la nariz día sí, día también. Ya basta de sudar la gota gorda mientras un maestro también sudoroso hace lo imposible por mantenerlos despiertos frente al sopor de la sauna. Es una cuestión de salud y de dignidad. Y hay una normativa clara que se está incumpliendo, vulnerando derechos.

¿Qué ha hecho el gobierno de Susana Díaz en todo este tiempo? Improvisar, parchear y sacar titulares de prensa. Ríos de tinta han corrido al servicio de su propaganda y para frenar a las AMPA de Escuelas de Calor.

Primero apeló al “hombre/mujer del tiempo” y repitió hasta la saciedad que esto de “Escuela de Calor” era algo excepcional, por mor de una ola de calor que nos cogió desprevenidas en junio. Obviaba que muchas de las AMPA del movimiento llevaba años demandando soluciones con y sin ola de calor, porque las aula-saunas son la realidad cotidiana de cada primavera y comienzo de curso escolar.

A continuación, improvisó la reducción de la jornada escolar, creando un problema de conciliación a las familias o generando desigualdad en aquellos niños y niñas que no podían por motivos laborales de sus padres/madres irse a casa antes, como sus compañeros/as.
Cesó a la Consejera Adelaida de la Calle. Inventó un Plan de Choque, que no era sino un listado de 51 centros en toda Andalucía -apenas el 1% del total- donde se iban a hacer actuaciones de urgencia durante el verano de cara a comenzar el curso con el problema solucionado. No dijeron que parte de esas intervenciones eran demandas antiguas que ahora vendían como “climatización”. A estas alturas, ni ese 1% han terminado.

Después anunció un efectista Plan REDEJA, anunciado a bombo y platillo entre la nueva Consejera de Educación y el responsable de la de Empleo. Otra foto y otro titular. Pero eso que ofrecen no es sino una “reconversión” de una línea de subvenciones ya existente a través de la Agencia Andaluza de la Energía y que ahora quieren presentar como el Plan de Climatización de centros educativos.

Y ahí siguen. Esa es toda la solución que nos ofrecen: depender de que lleguen fondos europeos bianuales para la mejora de la eficiencia energética, competir con todas las demás organizaciones y entidades públicas y privadas que optarán a esas subvenciones, poner en marcha un farragoso proceso de trámite a través de los ayuntamientos (en el caso de los colegios de infantil y primaria) o la Agencia Pública Andaluza de Educación (en caso de ser un instituto), estar sujetos a licitaciones interminables de empresas privadas que, como adjudicatarias de las auditorías de eficiencia energéticas necesarias en cada centro, harán negocio con lo público. ¿Cuántas décadas habrán de pasar para que los centros estén climatizados?

Pero eso no es lo que queremos las AMPA porque eso no es lo que necesitan los niños y niñas andaluces y sus docentes. Necesitamos que se tome este problema con el rigor y seriedad que dijo la señora Susana Díaz que pondría en esto.

En lugar de poner toda la maquinaria y departamentos de la Administración a disposición de frenar a las AMPA rebeldes -porque para colmo van por libre y sin contar con las estructuras de control establecidas, como es la Federación de AMPA de Sevilla (¡qué temeridad!)-, lo que debería de hacer la Junta de Andalucía es reconocer la legitimidad de este movimiento y sus demandas. Pónganse de verdad a trabajar. Sin duda hay técnicos y personal de sobra en las Consejerías de Medioambiente, Salud, Educación, Agencia Andaluza de la Energía… con mucho que aportar para la solución.

¿Qué están esperando? Básicamente 2 cosas. Una, que venga el otoño y esto caiga en el olvido, que las AMPA se dediquen a lo que entienden es su función: organizar la fiesta de navidad del cole, el desayuno andaluz… y dejarse de empoderamientos. Y dos, que ante la enésima muestra de pasividad e inoperancia de la Administración educativa andaluza, las AMPA con músculo (porque tengan un buen grupo de madres activas, con tiempo e ideas) se dediquen a hacer fiestas y tómbolas para sacar dinero e ir climatizando las aulas. Así nuestros hijos e hijas dejarán de pasar calor y la Junta se librará de cumplir con su obligación. ¿Acaso no es este el origen de los pocos centros climatizados que hay en Andalucía?

La mayoría de AMPA de Escuela de Calor, no obstante, tenemos claro que suplir la obligación que sólo tiene la Junta no es nuestra opción. En primer lugar, por razones de solidaridad y equidad: el calor afecta a todos los niños y ninguna niña tiene que pasar calor a causa de que la AMPA de su cole o su barrio tenga menos recursos que la del cole o el barrio de al lado. Y en segundo lugar, porque la Junta de Andalucía tiene la obligación de sostener la Educación Pública en condiciones dignas y de calidad con la inversión necesaria para ello.
Así que una cosa está clara y lo hemos venido diciendo desde el principio: queremos un compromiso de solución por escrito para todos los centros educativos públicos, con plazos y presupuesto. Mientras, seguiremos adelante porque #TodasSomos99% y #QueremosAulasNoSaunas. Si Susana Díaz apuesta por la Educación Pública, tiene oportunidad de demostrarlo.


Rosa Pérez, madre activista de «AMPAS Sevilla Provincia Escuelas de Calor»

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