Tendencia Socialista Revolucionaria (Chile) | Los estudiantes secundarios encendieron la mecha evadiendo el pago del pasaje en el metro de Santiago. Eso fue hace una semana como reacción al alza del precio del pasaje que sobrepasó el equivalente a un dólar por trayecto en un país en el que el salario mínimo alcanza apenas los US 437 por mes. Los actos de evasión se multiplicaron rápidamente, se unieron trabajadores y trabajadoras que se transportaban hacia sus lugares de trabajo.

El gobierno, sordo a la protesta, ocupó las estaciones de metro con policía militarizada (fuerzas especiales) que se vieron rápidamente sobrepasados. La red de metro es la columna vertebral del transporte de esta ciudad con 6 millones de habitantes. En total tiene 136 estaciones.

A los actos de evasión, se sumó el llamado por redes sociales para protestar el viernes 18 de octubre. Y el pueblo salió a las calles masivamente en Santiago, manifestándose como lo hacemos todos los pueblos del mundo cuando un estallido social es verdadero. Con barricadas, cortes de calle y violencia. La noche del viernes 18 de octubre se inició el incendio del metro. Primero cuatro estaciones. Ahora son 41 estaciones quemadas en distintas líneas de la red del metro.

La situación sube de tono minuto a minuto. El gobierno decretó el estado de emergencia (estado de excepción constitucional que permite restringir libertades democráticas). Después de 30 años, el pueblo de Santiago vuelve a ver a los militares en la calle. Pero el pueblo no se dejó amedrentar. No retrocedió. Avanzó. Ayer sábado fuimos miles en las calles gritando “que se vayan los milicos”. La autoridad militar endureció la mano decretando toque de queda a partir de las 22.00 horas. El toque de queda no fue respetado. Estuvimos en las calles hasta pasadas las 24.00 horas. Nos retiramos para descansar porque la lucha continúa.

El gobierno se ha quedado sin capacidad de respuesta política. Ayer anunció que se deja sin efecto el alza del pasaje. Sin comprender que el problema del pasaje es el síntoma de un problema mucho mas estructural y profundo.

Somos un pueblo sometido hace 40 años al neoliberalismo mas extremo que se conozca en el planeta. Privatizaron la educación. Para estudiar hay que endeudarse con los bancos. Durante algunos gobiernos de la Concertación y Nueva Mayoria y fruto de enormes levantamientos estudiantiles (2006 y 2011), se logró franjas de gratuidad que son completamente insuficientes. Los jóvenes viven angustiados por rendir. Repetir una asignatura es muy caro. Se suicidan ante tanta presión.

Privatizaron la salud. Tenemos salud para pobres y para ricos. Los ricos cuentan con clínicas privadas muy caras que son de lujo. Los pobres nos podemos morir esperando atención médica. Hace un par de días colapsó el “hospital Van Buren” de Valparaíso, por falta de presupuesto estatal. Las familias de nuestros barrios nos apoyamos unos a otros cuando alguien se enferma. Vendiendo cosas, organizando cenas y ejerciendo la solidaridad. Y los ministros se burlan de nosotros. Dicen que es bueno hacer cola en los consultorios porque podemos “hacer vida social”.

Privatizaron el agua. Este elemento vital se encuentra en manos de una minoría empresarial dedicada a la minería, al agro negocio, a las forestales y a la producción de paltas de exportación. Ellos son los dueños del agua y provocaron un desastre de alcances difícil de imaginar. Comunidades campesinas ancestrales (originarias y chilenas) ven morir a sus animales por falta de agua y de alimento. Y esos animales son su sustento. De ellos extraían leche, fabrican quesos y generan una economía sustentable de autosubsistencia. Esas comunidades están muriendo a vista y paciencia de gobiernos y autoridades políticas inoperantes. En beneficio de la minería están destruyendo los glaciares que constituyen nuestras reservas de agua dulce. Se ha comenzado a desalinizar el agua de mar, pero en manos privadas y se proyecta como un nuevo negocio. ¡Y en el día de hoy 20 de octubre de 2019 y producto de este estallido social los ladrones liberaron las aguas de varios ríos que hasta ayer estaban secos y hoy corre agua por sus lechos. No era sequía era saqueo.

Privatizaron la seguridad social. Instauraron un modelo de ahorro forzoso del 13% del salario para pagar pensiones, dinero administrado por sociedades anónimas llamadas AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones). Para la generación que comenzó a trabajar en los años 80 llegó el momento de jubilar y el monto de las pensiones es equivalente a un tercio del Ingreso Mínimo Remuneracional. Unos US141. Eso significa morir en la miseria después de toda una vida de trabajo.

Implantaron una legislación laboral que mantiene atomizados a los trabajadores. Las empresas se fragmentan a través de una cadena de empresas contratistas, subcontratistas, externas y de servicios. Con la obligación de negociar por separado. El derecho a huelga ha sido severamente limitado. El resultado es un desastre social. Más de la mitad de la población gana menos de US563. Los trabajadores durante años han recurrido al mecanismo de trabajar más horas para aumentar sus ingresos. El trabajo en jornada extraordinaria más el endeudamiento, son dos cadenas que aprietan el cuello de nuestros compañeros de clase.

El estallido social iniciado en octubre de 2019 en Chile expresa el rechazo, el odio, la rabia profunda de un pueblo que ha soportado en silencio durante demasiado tiempo. El régimen “democrático” inaugurado en 1990 y encabezado por la Concertación de Partidos por la Democracia (Democracia Cristiana, Partido Socialista, Partido Radical, Partido por la Democracia), no significó el mejoramiento de las condiciones de vida de las masas populares. Esta es la “democracia de los ricos”. Democracia lacrimógena que no puso fin a las privatizaciones realizadas en dictadura y que se ha negado durante años a cuestionar los pilares fundamentales del régimen económico, social y político diseñado e instaurado en dictadura. Lo que está en juego es la subsistencia o no del neoliberalismo extremo que sólo sirve al capitalismo mundial y a un grupo minoritario de la sociedad chilena.

En contraste con lo descrito destacamos que en pocos años se ha consolidado la existencia de escasos grupos económicos aliados al capital trasnacional. Figuran en los listados de los ricos más ricos del mundo. Son dueños de Chile. Son dueños de los partidos políticos de Chile. Son dueños del Parlamento. Pocos partidos y parlamentarios escapan a la presión, al chantaje y a la corrupción generada por estos mega poderes.

El gobierno y los empresarios enfrentan este estallido con serias preocupaciones. No lo veían venir. Se han sorprendido y saben que no tienen interlocutor válido para acallar la protesta. Intentarán maquillar muertos para que jueguen el rol de “representantes del pueblo”. Entre ellos visualizamos a personeros comunistas, socialistas, de la CUT, e incluso del Frente Amplio.

Ayer 19 de octubre de 2019 la Coordinadora feminista 8 de marzo convocó junto con estudiantes secundarios agrupados en la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) y del Movimiento Ecologista Agua y Territorios (MAT) a un punto de prensa que se realizó el día de hoy 20 de octubre de 2019. Adhirieron muchas organizaciones de estudiantes, pobladores, feministas, ambientalistas y algunas organizaciones de trabajadores. La CUT no adhirió. El Movimiento No Mas AFP no adhirió. Seguramente estos dos últimos movimientos esperan tranquilos en sus casas el llamado del gobierno para alzarse como interlocutores válidos.

Hoy se realizó el punto de prensa. Lo primero es que llamamos a Huelga General para mañana lunes 21 de octubre. Lo segundo es que exigimos el fin del estado de emergencia. El fin del toque de queda. Hacemos un llamado a organizar los territorios y a dotarlos de una política de independencia de clase y de desconfianza hacia quienes nos han traicionado una y otra vez.

Luego nos reunimos como Coordinadora 8 de Marzo, para planificar nuestra actuación mañana en la que será nuestra primera Huelga General en “democracia”. La ciudad está inquieta, con el servicio de transportes interrumpido, con cortes de agua, con centros comerciales saqueados, con estaciones de metro en llamas. Y el estallido avanza hacia regiones. Las regiones se levantan en contra del neoliberalismo, del saqueo del agua, de la carestía de la vida y de la privatización de carreteras y vías.

Originalmente el estado de emergencia se decretó para Santiago y Puente Alto. Luego se extendió a Valparaíso, OHiggins, Bio Bio y Coquimbo. No sabemos como va a evolucionar esta situación. Ya tenemos muertos, heridos y presos. No sabemos cuantos. Oportunamente informaremos.

Este estallido social que se desencadenó en Chile, país “ejemplarmente” sometido a los dictados del capital transnacional es uno más dentro de América Latina. Esto expresa el deterioro del capitalismo mundial. Llamamos a todas las organizaciones internacionales para hacer una lectura en común de este momento y para aunar las fuerzas revolucionarias para acabar con el capitalismo sanguinario que nos somete a la miseria y a la muerte.

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