Redacción | Como era de esperar la celebración de la investidura de Trump ha estado marcada por una clara escenificación de la estrategia ofensiva que la nueva administración ha declarado contra lo que considera los focos que “lastran” a Estados Unidos. La inmigración, las políticas feministas, el reconocimiento de las personas trans, los acuerdos climáticos internacionales y las tímidas medidas de protección medioambiental que ya habían sido aprobadas serán algunos de los principales campos de batalla. Desde una mesa caoba Trump ha comenzado a firmar las nuevas órdenes ejecutivas que el “speaker” de la ceremonia iba relatando desde la megafonía.

Entre estas primeras órdenes destaca la declaración de emergencia nacional en la frontera con México, lo cual permite el despliegue de soldados, la suspensión de los procesos de asilo, dando continuidad así al anuncio de Trump de poner en marcha deportaciones masivas de migrantes, como la que ya se estaría organizando para esta misma semana en Chicago. Hasta el punto de anunciar el fin del reconocimiento de ciudadanía a los hijos de “inmigrantes ilegales”, una medida que todavía esta por ver si tiene capacidad legal de implementar. Otra de las medidas más llamativas ha sido la decisión de abandonar la Organización Mundial de la Salud, idea que ya deslizó Trump en su primer mandato ante la crisis del Covid-19.

En esta ceremonia Trump no ha sido el único protagonista, la puesta en escena ha sido acompañada por su nuevo equipo de gobierno. El magnate Elon Musk ha acompañado con una llamativa intervención desde la tribuna, culminada con el saludo nazi hasta en dos ocasiones.

Poner el foco en excentricidad de los personajes que componen el nuevo escenario, como vienen dedicando horas los medios de comunicación, puede hacernos esquivar la atención del proceso de fondo al que ya estamos asistiendo. La élite empresarial estadounidense da un salto cualitativo con este nuevo gobierno y afronta un tipo de mediación que no necesita de grandes sutilezas para reconstruir su capacidad de dominación. La necesidad de someter a la Unión Europea, la búsqueda de nuevas fuentes de materias primas a partir de una nueva vuelta de tuerca a la política extractivista y la ocupación de Groenlandia como fuente de materias primas o el control del canal de Panamá, son solo algunas de las medidas con las que la oligarquía estadounidense busca rearmarse en el proceso de recomposición del orden mundial.

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